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Entrevista a Mónica Manrique en Ràdio 9-Rtvv: “Una madre se pone en huelga doméstica para que sus hijas ayuden en casa”

Ayer por la tarde se pusieron en contacto conmigo desde Ràdio 9-Rtvv para comentar una noticia en directo:

Una madre se pone en “huelga doméstica” para que sus hijas ayuden en casa.

  • Dejó de poner lavadoras, limpiar platos, recoger toallas o preparar comida para llevar para que las niñas se dieran cuenta de que debían colaborar en las tareas del hogar.
  • Seis días duró el experimento hasta que al final las jóvenes de 13 y 10 años reaccionaron.

 

La iniciativa de la madre me parece buenísima, no podemos pretender que las cosas cambien haciendo siempre lo mismo.

Esta madre, con su huelga, ha movilizado la motivación intrínseca de sus hijas. La motivación por limpiar y recoger ha salido de ellas mismas, cuando han visto la necesidad de hacerlo. Motivar con premios y castigos solo resulta eficaz cuando el adulto está delante, y a veces ni eso.

Es peligroso sobreproteger a los hijos haciendo las cosas por ellos, porque les impedimos que desarrollen sus recursos y capacidades.

Antes de llevar a cabo una empresa como esta, es conveniente medir bien las fuerzas. Porque una vez que empiezas hay que ir hasta el final.

Esta madre con su esfuerzo ha hecho mucho por sus hijas.

Puedes escuchar la entrevista pinchando aquí a partir del minuto 37 y 37 segundos.

Entrevista a Mónica Manrique en Peques y Más

Por qué surgen los conflictos cotidianos en las familias entre padres/madres e hijos/hijas y cómo se pueden solucionar

Los conflictos son parte inevitable de la vida. Es imposible que estemos siempre de acuerdo. Es más, en las relaciones en las que no hay conflictos, uno está pensando por todos, y eso, sí que es peligroso. Tenemos que aprender a ver el conflicto como una oportunidad para aprender sobre uno mismo, conocer al otro y mejorar la relación. Yo diría que lo más importante a la hora de resolver un conflicto es saber escuchar y ponerse en el lugar del otro. También es importante quitarse de la cabeza, que unos ganarán y otros perderán, porque lo que suele pasar es que o ganamos todos (cuando se resuelve bien y con respeto) o perdemos todos (cuando nos hacemos daño los unos a los otros).

Pueden ser los padres amigos de los hijos o es necesario poner límites en la relación

Los padres son padres y los amigos son amigos. Los padres tienen unas funciones y responsabilidades y los amigos son otra cosa.

Los niños necesitan límites, les da seguridad y estabilidad. Tenemos que decir NO con firmeza y sin ser agresivos, aprender a actuar con mano de hierro con guante de seda.

Los padres son los que tienen que facilitar al niño lo que necesita para su correcto desarrollo, aunque no siempre coincida con lo que pide. Lo dicho hasta ahora no está reñido, ni mucho menos, con tener una relación estrecha, cálida y de confianza con nuestros hijos.

Cómo se puede potenciar la autoestima de los peques y a qué edades es necesario prestar especial atención

La autoestima en los niños, como en cualquier persona, se construye por una doble vía. Por un lado, a través de la imagen de nosotros mismos que nos devuelven los ojos de los demás. Y por otro, mediante la superación de pequeños retos. Así, para fomentar la autoestima en los niños, lo ideal es devolverles una imagen positiva y realista de sí mismos, enfatizando sus puntos fuertes. Y a su vez, darles la oportunidad de superarse dándoles autonomía y confiando en sus capacidades.

Todas las edades son buenas para transmitirles respeto y aceptación.

Cómo funcionan los talleres que realizas con los padres

Los talleres los imparto, sobre todo, en colegios. Suelen constar de una parte expositiva a través de diapositivas en Power Point para exponer los contenidos teóricos, fragmentos de películas que ilustran los temas tratados, reflexión individual y grupal sobre la temática que se esté trabajando y también, role play, juegos y dinámicas para aprender practicando diversas habilidades. Cada sesión suele durar aproximadamente una hora y treinta minutos.

Donde podemos encontrar el trabajo de Mónica Manrique

Mi carrera profesional evoluciona por tres ejes de manera más o menos simultánea:

  • Psicoterapia: desde un enfoque breve estratégico ayudo a las personas a superar problemas como la depresión, ataque de pánico, baja autoestima, bloqueos, conflictos familiares y laborales, ansiedad, etc. Mucho de este contenido se puede encontrar en mi blog
  • Formación: diseño e imparto talleres sobre resolución de conflictos, inteligencia emocional, trabajo en equipo, gestión del estrés, asertividad, autoestima, etc. en empresas, ONGs, colegios, Obras Sociales…
  • Divulgación: soy editora del blog Padres en apuros que se puede seguir a través de Twitter @padresenapuros y de Facebook. Colaboro periodicamente con la revista TipKids y con La Practicopedia. También formo parte del equipo de expertos de una nueva red social, que verá la luz próximamente, llamada Dontknow dedicada a ayudar a las personas a tomar decisiones.

Hasta aquí la entrevista con Mónica Manrique a la que agradecemos la atención y a la que felicitamos porque mantiene una gran actividad divulgadora. Está impartiendo cursos de formación en distintas habilidades como la comunicación, la motivación, el desarrollo personal y profesional, la inteligencia emocional, habilidades para hablar en público, educación, control del estrés, habilidades sociales, formación de formadores y Escuelas de Padres y Madres. Esperamos que la entrevista haya resultado de interés para que todos podamos contribuir a mejorar las relaciones con nuestros hijos.

Ver entrevista en Peques y más

¿Calmar el llanto del bebé cogiéndolo en brazos?

moderna con gorro y bebeCuando te digan que estás malcriando a tu bebé por tenerlo en brazos, diles que estás trabajando en el desarrollo de su cortex orbitofrontal (área del cerebro responsable de descifrar los mensajes que provienen del ambiente social y de adaptar la conducta a las normas sociales).

“Para el desarrollo de su cerebro el bebé no necesita ayudas pedagógicas o culturales, sino que es más apropiado, simplemente, cogerlo en brazos y disfrutar de él. Sin la experiencia social apropiada con el adulto que le cuida y un intercambio relacional persona – a – persona, es difícil un buen desarrollo del córtex orbitofrontal.” Sue Gerhardt

Un bebé no tiene el desarrollo cerebral necesario para gestionar su propio estrés y malestar, así que seremos nosotros los que tengamos que hacerlo por él, ya sea cogiéndole en brazos, acariciándole, hablándole…
Si se ignora sistemáticamente el llanto de un bebé, su estrés será muy elevado y puede que ello dé lugar a alteraciones severas. Algunas investigaciones sugieren que los altos niveles de cortisol producidos por un alto y continuado nivel de estrés en los bebés puede ser tóxico para el desarrollo del cerebro.
Se ha visto que las personas que han sido acariciadas y cogidas en brazos tienen un cerebro mejor preparado para gestionar el estrés.

Taller: “Habilidades de comunicación para el manejo de los conflictos cotidianos”

Se aportarán las estrategias necesarias para conseguir una comunicación asertiva con l@s niñ@s y adolescentes que favorezca la resolución de conflictos y fomente un clima de seguridad y confianza. Trabajaremos:

  • modelos de conunicación,
  • escucha activa,
  • empatía,
  • reconocimiento verbal positivo
  • decir no, poner límites,
  • hacer y recibir críticas,
  • afrontar la hostilidad…
  • Fecha: 19 de octubre.
  • Hora: 18:00 – 20:00
  • Dirección: c/ Orense 8, 4ª. Madrid.      Nuevos Ministerios.
  • Precio: 20 euros.
  • Grupo: Máximo 5 personas. Padres y profesores.
  • Información y reservas: info@monicamanrique.com o por teléfono 91 8276209 / 669739633.

Cómo gestionar nuestra ira y la de nuestros hijos

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”

Aristóteles, Ética a Nicómaco.

La ira se genera cuando tenemos la sensación de haber sido perjudicados o tratados injustamente (engañados, manipulados, traicionados, heridos…). También sentimos ira cuando un obstáculo se interpone entre nosotros y nuestros objetivos.

Esta emoción nos avisa de que algo debe cambiar, motiva a detener aquello que nos causa malestar. Disminuye el miedo y aporta la energía necesaria para actuar. Se trata de una emoción potencialmente peligrosa porque nos impide pensar con claridad y hace que actuemos de manera hostil y agresiva.

Cómo gestionar nuestra ira.

  • No dejar acumular lo que nos molesta sin expresarlo y sin pedir cambios.
  • El afrontamiento de la ira debe ir en la dirección de ver las cosas de forma diferente. Adoptar el punto de vista del otro hará que le comprendamos mejor y nos enfademos menos.
  • Nunca responderemos con la misma moneda (la ira provoca más ira y cierra las posibilidades de comunicación). En cuanto notemos las primeras señales de que podemos perder el control lo mejor será apartarnos de quien nos está enfadando.
  • No darle vueltas y vueltas a lo que nos causa rabia porque nuestra ira crecerá.
  • Cuidado con el desahogo gratuito, el maltrato psicológico o físico, las humillaciones, los insultos… Las consecuencias son muy graves.
  • Debemos resolver los problemas cuando estemos tranquilos y esté tranquilo también el otro para evitar una escalada de violencia.
  • Piensa que si pierdes el control, después te arrepentirás y te sentirás culpable.
  • Cuida tu descanso.

Cómo manejar la ira de nuestros hijos.

  • Es fundamental ser un buen ejemplo en la expresión y manejo de las emociones.
  • Nunca ceder a los deseos del niño después de un episodio de rabieta descontrolada, porque si no, pensará que esa es la manera de conseguir lo que pide.
  • No es aconsejable satisfacer todos los deseos del niño. Debe experimentar la frustración para poder aprender a manejarla. Adquiriendo más resistencia a la frustración tendrá menos rabia.
  • No se deben pasar por alto las agresiones. Si el niño es pequeño usaremos el tiempo fuera: le retiraremos de la escena de juego después de mostrar nuestro disgusto. Si el niño es mayor tenemos que dialogar con él.
  • Darle alternativas para actuar ante las injusticias: pedir ayuda, expresar verbalmente el malestar, distraerse…

¿Cómo ejercer la autoridad con nuestros hijos?

Vivimos en una sociedad frenética llena de prisas y estrés en la que queda poco tiempo para compartir, educar y relacionarnos con nuestros hijos. Esta situación hace que día a día vayamos acumulando sentimientos de culpa como padres: ¿estaré dedicándole el tiempo suficiente a mis hijos? ¿Juego tanto como debiera con ellos? ¿Tendrán alguna carencia afectiva en el futuro por el poco tiempo de calidad que les puedo dedicar? ¿Lo estoy haciendo bien? Toda esta culpa que vamos acumulando nos hace muy vulnerables a sus chantajes emocionales y debilita nuestra autoridad como padres.

También merma nuestra autoridad el miedo a traumatizar a los niños por el mero hecho de ponerles normas y límites. Podemos pensar: “Pobrecito, cómo le voy a decir NO con lo mal que lo pasa”. Los niños necesitan normas y límites para crecer felices y sanos. No van a ser más felices por conseguir todo lo que les apetece y es necesario que aprendan a manejar la frustración, habilidad que les será muy útil a lo largo de la vida.

Pero la autoridad no siempre es bien entendida y a veces se confunde con el autoritarismo. Para ejercer nuestra autoridad como padres no es necesario convertirse en un dictador, y la disciplina no implica humillación. Se pueden imponer normas y límites con cariño y afecto.

Cuando nacen nuestros hijos todo está bajo nuestro control, el porcentaje de autoridad que ejercemos sobre ellos es del 100%. Es muy común que conforme los niños van cumpliendo años este control disminuya considerablemente hasta encontrarnos con familias que giran en torno a las apetencias de un pequeño tirano. Solemos pensar: “No quiero desperdiciar el poco tiempo que estoy con él enfadándome”, “Quiero darle todas las cosas que yo no he podido tener”, “Déjale que haga lo que quiera, es muy pequeño”… Puede resultar hasta gracioso que un niño de 3, 5 o 10 años haga lo que quiera, pero no nos hace tanta gracia que lo haga cuando tiene 15 y es entonces cuando pretendemos volver a tener un control del 100% sobre lo que hace. Entonces, ¿cómo tenemos que ejercer la autoridad sobre nuestros hijos en cada edad?

LA AUTORIDAD IMPOSITIVA (0-7 AÑOS)
Se trata de un tipo de autoridad unidireccional pero no por ello tiránica ni despótica. La autoridad impositiva deriva de la dependencia del menor y los padres deberán imponer pautas para su correcto desarrollo: dándole juguetes adecuados a su edad, ofreciéndole alimentos sanos y nutritivos, enseñándole reacciones correctas, pautando horarios y limitando las actividades peligrosas.
En esta etapa conviene que los límites sean claros, no demasiados, poco flexibles y fáciles de aplicar y entender por el niño.
Lo normal será que los niños reten a sus padres para ver hasta dónde pueden llegar.

LA AUTORIDAD EDUCATIVA (7-14 AÑOS)
El objetivo en esta etapa es que el niño aprenda los motivos por los cuales es exigida una conducta. No se prefiere la obediencia y la sumisión sin más, tendrá que ir entendiendo la razón de los límites y las normas e ir incorporando pautas de comportamiento. Seremos más flexibles, se amplían los márgenes y se tendrá en cuenta la opinión del niño. Las normas se amplían al orden, la limpieza, las tareas domésticas, la higiene…
Tendremos que utilizar premios (reconocimientos y recompensas) y castigos (reproches o pérdida de privilegios) sin dejar de reforzar porque pensemos que es su obligación.
Las conductas y sus consecuencias se clasificarán de manera simple y dicotómica en: correctas o incorrectas, válidas o inválidas, acierto o error. Sin matices.

LIBERTAD CONTROLADA (14-18)
A esta edad, los ya adolescentes han desarrollado muchas habilidades por lo que será conveniente comenzar a delegar ciertas funciones en ellos. Se deben ir permitiendo tiempos mayores y espacios diferentes de forma gradual mientras se supervisa y controla el uso que hace el menor de los privilegios concedidos.
Ahora la batuta será compartida, por lo que se recurrirá a las negociaciones, pactos y acuerdos.
Para cuando lleguemos a esta etapa los padres tendremos que haber conseguido tener autoridad moral, que los adolescentes confíen en nuestro criterio aunque no tengan por qué estar siempre de acuerdo.
Resumiendo, conforme aumenta la edad de nuestros hijos, debemos ir disminuyendo el grado de control que ejercemos sobre ellos, cediéndoles poco a poco más autonomía e independencia, sin adelantarnos y siempre en consonancia con las capacidades y necesidades del niño.

Cómo entrenan los padres la inteligencia emocional de su bebé

Desde el punto de vista fisiológico, el bebé humano es aún una parte importante del cuerpo de la madre.

  • Depende de la leche de la madre para alimentarse,
  • y también depende de ella para regular su frecuencia cardíaca y su tensión arterial, así como para su defensa inmunitaria.
  • El contacto físico con la madre regula la actividad muscular del niño y también el nivel hormonal.
  • El cuerpo de la madre lo mantiene caliente y, además,
  • acariciándole y dándole el alimento, la madre hace que disminuyan las hormonas del estrés del bebé.

Esta regulación fisiológica básica hace que el bebé se mantenga con vida.
Lo más difícil de los bebés es que necesitan ser cuidados de manera casi continua durante meses.

  • Cusk (novelista): “Esta tarea constituye una especie de servidumbre, una esclavitud de la cuál uno no puede escaparse”.Mama con bebe amarillo

Los bebés necesitan que la persona que los cuide se identifique con ellos de tal manera que sienta como propias las necesidades de ellos; puede decirse que el bebé es, todavía, como una extensión de dicha persona desde el punto de vista fisiológico y psicológico.

La primera función reguladora entre madre y bebé tiene lugar a nivel no verbal. La madre la lleva a cabo, principalmente, con su rostro, su tono de voz y sus caricias.
Cuando el bebé llora desconsoladamente y está sobreexcitado, la madre lo tranquiliza sumergiéndose en el estado de ánimo del bebé con una voz sólida y que contenga alguna de las características de la voz del bebé  para identificarse con él y, a continuación, bajando gradualmente la voz, logra que el bebé se vaya calmando poco a poco. Otra manera de tranquilizar a un bebé excitado es cogerlo en brazos y mecerlo.

Los progenitores que no pueden identificarse con el bebé debido a sus limitaciones para darse cuenta de sus propios sentimientos y poderlos regular, tienden a perpetuar este problema de regulación de los sentimientos, ya que el bebé adopta el mismo modelo del progenitor.

  • En este sentido el bebé no podrá aprender a controlar sus estados de ánimo y hacer que vuelvan a su nivel normal si no lo aprende, desde el comienzo, a través de los padres.
  • Incluso puede ocurrir que vaya creciendo con la convicción de que los sentimientos son innecesarios ya que los padres no se dan cuenta de ellos o no les interesan.

Los bebés son muy sensibles a este tipo de mensajes implícitos y, al comienzo de sus vidas, responden más a lo que los padres hacen y no tanto a lo que dicen o piensan que hacen.

Pero si los padres están en contacto con los estados de ánimo del  bebé y responden a ellos sin tardanza, y se restaura en el bebé el sentimiento de bienestar, esta dinámica hace que los sentimientos puedan surgir y que el bebé se dé cuenta de ellos.

Para que los modelos de funcionamiento comiencen a emerger es esencial que los cuidadores respondan a los estados del bebé de manera predecible.

  • Por ejemplo, el bebé puede darse cuenta de que “cuando lloro, mamá siempre me coge en brazos suavemente”, o “cuando coge su abrigo, pronto siento el olor del aire fresco”.
  • Daniel Stern (1985) los denomina: “representaciones de interacción que se han generalizado” (RIGs)
  • John Bowlby (1969) se refiere a ellos como “modelos de funcionamiento interno”.Wilma Bucci (1997) habla de “esquemas emocionales”.
  • Robert Clyman (1991) les da el nombre de “memoria de procedimiento”.

Todos están de acuerdo en que las expectativas respecto a las otras personas y a cómo ser comportarán, se inscribe en una zona de nuestro cerebro durante la infancia, fuera de la conciencia, y que se hallan en la base de nuestra conducta relacional a lo largo de la vida.

Los progenitores han de llevar a cabo, realmente, el papel de “entrenador emocional”.

( Fragmento extraido de: Gerhardt, S.; (2004). El amor maternal: La influencia del afecto en el desarrollo mental y emocional del bebé. Barcelona: Editorial Albesa, S. L.)