Archivo de la etiqueta: Empatía

¿Qué sabes sobre el arma más poderosa?

“La empatía es la mayor virtud. Desde ella, todas las virtudes fluyen”. Eric Zorn.


No existe una definición consensuada sobre qué es empatía, pero en los últimos años casi todos los investigadores están de acuerdo en que la empatía cuenta con un
componente emocional (la capacidad de sentirse cerca de las emociones del otro) y otro cognitivo (la capacidad de comprender mediante el pensamiento la mente del otro).

EMPATÍA EMOCIONAL
“La primera forma de empatía nació de la sintonía emocional entre la hembra y sus crías.”
Frank de Waal

La empatía emocional hace referencia a la reacción emocional por parte del individuo que observa las experiencias de otros y se coloca en su mismo lugar. Se trataría de una empatía primordial formada por la capacidad de captar las emociones ajenas de manera intuitiva y automática, no intencionada y causada por las neuronas espejo.

Podemos observar que la alegría, la tristeza, el miedo, el asco, etc. son emociones
susceptibles de ser compartidas por quien las observa. Nuestras relaciones con el entorno y con nuestros propios comportamientos emotivos dependen de nuestra capacidad para comprender las emociones ajenas. Cuando vemos a otra persona en apuros, parece que inconscientemente simulamos tales apuros en nuestra mente, como si sintiéramos las sensaciones desagradables de la otra persona y ello nos llevará a actuar para aliviar su situación. La actividad de las neuronas espejo (Rizzolatti, G. y Sinigaglia, C., 2006) parece indicar que la observación de la acción llevada a cabo por otros evoca en el cerebro del observador la misma reacción que si lo hiciera él mismo. Los sistemas de neuronas espejo posibilitan el aprendizaje de gestos por imitación: sonreír, caminar, hablar, bailar, jugar al fútbol, etc., pero también nos sirven para sentir que nos caemos cuando vemos en el suelo a otra persona, sentir pena cuando alguien llora, sentir una maravillosa alegría compartida, etc.

El mecanismo de las neuronas espejo es el que permite la comprensión inmediata
del estado emocional de los demás, antes de cualquier mediación cultural o lingüística.
La empatía emocional cuenta con dos dimensiones, por un lado la preocupación
empática y por otro el malestar personal (Mestre Escrivá V. et all, 2004).

Preocupación empática: incluye los sentimientos de compasión, preocupación y cariño ante el malestar de otros. Se trata de lo que siento yo hacia el otro.
Malestar personal: son los sentimientos de ansiedad y malestar que la persona manifiesta al observar las experiencias negativas de los demás. Se trata de lo que siento yo ante el sufrimiento de otros.

EMPATÍA COGNITIVA
“El cerebro está estructurado con una capacidad innata para trascender las fronteras de la piel de su propio cuerpo e integrarse con el mundo, especialmente con el mundo de los otros cerebros.” Siegel


La empatía cognitiva es la capacidad de comprender el punto de vista o estado
mental del otro. En este proceso intelectual entran en juego la memoria, el
reconocimiento, las deducciones y las previsiones. Es una elaboración controlada e
intencional, que mediante el pensamiento y el razonamiento nos permite comprender la situación por la que está atravesando el otro y así poder prevenir su comportamiento y actuar al respecto.

En la empatía cognitiva podemos diferenciar dos dimensiones, por un lado la toma
de perspectiva y por otro la fantasía (Mestre Escrivá V. et all, 2004).


Toma de perspectiva: es la capacidad para adoptar la perspectiva del otro ante
situaciones reales de la vida cotidiana, la habilidad para comprender el punto de vista de la otra persona.
Fantasía: evalúa la tendencia a identificarse con personajes del cine y la literatura, es
decir, la capacidad imaginativa para ponerse en situaciones ficticias

4 Pasos para defendernos de una persona enfadada sin “entrar al trapo”

Cuando alguien descarga su frustración y enfado en nosotros, seamos o no responsables de su malestar, tenemos que ser muy hábiles para evitar entrar en una escalada de violencia. Y lo más difícil: tenemos que ser capaces de mantener la calma en todo momento.

Si alguien llega a nosotros enfadadísimo y lo que hacemos es darle nuestro punto de vista, directamente, y en el mismo tono en el que se está dirigiendo a nosotros, lo que conseguimos es que se enfade todavía más. Debemos recordar, que cuando estamos muy enfadados, no somos capaces de escuchar y los demás tampoco.

1. Lo primero que tendremos que hacer cuando alguien se acerca a nosotros de manera hostil es escuchar. Que exponga todas sus quejas mientras nosotros mantenemos la calma.
2. Tras haberle escuchado, nos ponemos en su lugar, empcara de hombre echando humoatizamos con su enfado, que no significa darle la razón. La sinceridad es muy importante, porque si no somos sinceros, la comunicación no verbal nos delatará y conseguiremos que nuestro interlocutor se enfade todavía más.
3. Ahora que ya está menos enfadado, porque le hemos escuchado y sabe que entendemos cómo se siente, le damos la parte de razón que pueda tener.
4. Llegados a este punto, nuestro interlocutor ya estará mucho más tranquilo y con la disposición adecuada para poder exponerle nuestro punto de vista.

Un buen ejemplo para ilustrarlo sería este:

Imaginemos que, al sacar nuestro coche del aparcamiento le damos y golpe a otro coche, y el dueño que lo ve se dirige a nosotros hecho una furia. Si nos ponemos igual de furiosos que él, y le recriminamos directamente sus malas palabras, entraremos en una escalada de violencia que puede acarrear consecuencias nefastas.

1. Si no queremos meternos en problemas, respiraremos hondo, mantendremos la calma y escucharemos atentamente sus argumentos hasta que se canse.

2. Cuando se haya desahogado le diremos que entendemos su enfado, que sabemos que no es plato de buen gusto ver cómo le pegan un golpe a su coche.

3. Muy probablemente ya habrá dejado de gritar aunque puede seguir agitado.  Es el momento de darle la parte de razón que pueda tener: “Sí, tiene toda la razón, le he dado un golpe a su coche”.

4. Así, cuando ya esté tranquilo podremos exponerle nuestro punto de vista: “Le he dado un golpe en el coche y lo siento mucho, no era mi intención. Por otra parte, no me ha gustado que en un primer momento se acercara a mí con gritos y amenazas.”

Como podemos ver en el ejemplo, a la hora de comunicar algo, tan importante como lo que decimos es el orden en que lo hacemos.

Actividades para trabajar la empatía en el aula

Chica con cinta en los ojosObjetivos:

  • Conocer qué es la empatía y para que nos sirve empatizar.
  • Saber cómo empatizar.
  • Darse cuenta de lo importante que es para todos sentirnos escuchados y comprendidos.

Actividades:

1. Breve explicación.

La profesora explica qué es y qué no es empatía, para qué nos sirve y cuáles son los pasos a seguir para empatizar.

2. Rueda de la empatía.

  • Todos en círculo. Cada uno le cuenta al compañero de la derecha algo que le ha pasado y le ha provocado una emoción muy intensa, ya sea agradable o desagradable (puede ser inventado).
  • El compañero deberá empatizar con él/ella.
  • Después, el que ha empatizado será el que le cuente algo a su compañero de la derecha, y así sucesivamente hasta completar la rueda.

3. Reflexión final.

Reflexionar sobre cómo se han sentido cuando han empatizado con ellas/os y lo importante que es sentirnos comprendidos.

Poner en común los beneficios que tiene ponernos en el lugar del otro.

Cómo son las relaciones con los demás en función de la edad

Para Celso Antunes las relaciones interpersonales van cambiando en función de la edad de la siguiente manera:

Hasta 1 año: El niño es esencialmente egocéntrico. El prójimo no existe.

1 a 2 años: La madre, y en algunos casos, el padre son los grandes amigos.

3 años: Descubre un amigo. Acepta un compañero para los juegos y los juguetes.

4 a 5 años: Le gusta tener una “pandilla” de amigos y organizar travesuras.

5 a 6 años: Comienzan a formarse los clanes, grupos cerrados de amigos, casi siempre del mismo sexo.ninos jugando en la playa

7 a 8 años: Es la etapa del “gran” amigo. La empatía crece como valor enorme y se fortalecen los sentimientos de fidelidad, traición y desprecio.

9 a 13 años: Los amigos son muy importantes, uno o dos son los mejores confidentes. Es el momento de profundizar en las estructuras de autoconocimiento, comunicación interpersonal y empatía.

13 a 16 años: Se consolidan las amistades y las rivalidades. Aumentan los sentimientos de pasión, pero también las visiones críticas e idealistas. El sexo opuesto es un reto por conquistar.

Entrevista a Mónica Manrique en Peques y Más

Por qué surgen los conflictos cotidianos en las familias entre padres/madres e hijos/hijas y cómo se pueden solucionar

Los conflictos son parte inevitable de la vida. Es imposible que estemos siempre de acuerdo. Es más, en las relaciones en las que no hay conflictos, uno está pensando por todos, y eso, sí que es peligroso. Tenemos que aprender a ver el conflicto como una oportunidad para aprender sobre uno mismo, conocer al otro y mejorar la relación. Yo diría que lo más importante a la hora de resolver un conflicto es saber escuchar y ponerse en el lugar del otro. También es importante quitarse de la cabeza, que unos ganarán y otros perderán, porque lo que suele pasar es que o ganamos todos (cuando se resuelve bien y con respeto) o perdemos todos (cuando nos hacemos daño los unos a los otros).

Pueden ser los padres amigos de los hijos o es necesario poner límites en la relación

Los padres son padres y los amigos son amigos. Los padres tienen unas funciones y responsabilidades y los amigos son otra cosa.

Los niños necesitan límites, les da seguridad y estabilidad. Tenemos que decir NO con firmeza y sin ser agresivos, aprender a actuar con mano de hierro con guante de seda.

Los padres son los que tienen que facilitar al niño lo que necesita para su correcto desarrollo, aunque no siempre coincida con lo que pide. Lo dicho hasta ahora no está reñido, ni mucho menos, con tener una relación estrecha, cálida y de confianza con nuestros hijos.

Cómo se puede potenciar la autoestima de los peques y a qué edades es necesario prestar especial atención

La autoestima en los niños, como en cualquier persona, se construye por una doble vía. Por un lado, a través de la imagen de nosotros mismos que nos devuelven los ojos de los demás. Y por otro, mediante la superación de pequeños retos. Así, para fomentar la autoestima en los niños, lo ideal es devolverles una imagen positiva y realista de sí mismos, enfatizando sus puntos fuertes. Y a su vez, darles la oportunidad de superarse dándoles autonomía y confiando en sus capacidades.

Todas las edades son buenas para transmitirles respeto y aceptación.

Cómo funcionan los talleres que realizas con los padres

Los talleres los imparto, sobre todo, en colegios. Suelen constar de una parte expositiva a través de diapositivas en Power Point para exponer los contenidos teóricos, fragmentos de películas que ilustran los temas tratados, reflexión individual y grupal sobre la temática que se esté trabajando y también, role play, juegos y dinámicas para aprender practicando diversas habilidades. Cada sesión suele durar aproximadamente una hora y treinta minutos.

Donde podemos encontrar el trabajo de Mónica Manrique

Mi carrera profesional evoluciona por tres ejes de manera más o menos simultánea:

  • Psicoterapia: desde un enfoque breve estratégico ayudo a las personas a superar problemas como la depresión, ataque de pánico, baja autoestima, bloqueos, conflictos familiares y laborales, ansiedad, etc. Mucho de este contenido se puede encontrar en mi blog
  • Formación: diseño e imparto talleres sobre resolución de conflictos, inteligencia emocional, trabajo en equipo, gestión del estrés, asertividad, autoestima, etc. en empresas, ONGs, colegios, Obras Sociales…
  • Divulgación: soy editora del blog Padres en apuros que se puede seguir a través de Twitter @padresenapuros y de Facebook. Colaboro periodicamente con la revista TipKids y con La Practicopedia. También formo parte del equipo de expertos de una nueva red social, que verá la luz próximamente, llamada Dontknow dedicada a ayudar a las personas a tomar decisiones.

Hasta aquí la entrevista con Mónica Manrique a la que agradecemos la atención y a la que felicitamos porque mantiene una gran actividad divulgadora. Está impartiendo cursos de formación en distintas habilidades como la comunicación, la motivación, el desarrollo personal y profesional, la inteligencia emocional, habilidades para hablar en público, educación, control del estrés, habilidades sociales, formación de formadores y Escuelas de Padres y Madres. Esperamos que la entrevista haya resultado de interés para que todos podamos contribuir a mejorar las relaciones con nuestros hijos.

Ver entrevista en Peques y más

Taller: “Habilidades de comunicación para el manejo de los conflictos cotidianos”

Se aportarán las estrategias necesarias para conseguir una comunicación asertiva con l@s niñ@s y adolescentes que favorezca la resolución de conflictos y fomente un clima de seguridad y confianza. Trabajaremos:

  • modelos de conunicación,
  • escucha activa,
  • empatía,
  • reconocimiento verbal positivo
  • decir no, poner límites,
  • hacer y recibir críticas,
  • afrontar la hostilidad…
  • Fecha: 19 de octubre.
  • Hora: 18:00 – 20:00
  • Dirección: c/ Orense 8, 4ª. Madrid.      Nuevos Ministerios.
  • Precio: 20 euros.
  • Grupo: Máximo 5 personas. Padres y profesores.
  • Información y reservas: info@monicamanrique.com o por teléfono 91 8276209 / 669739633.

Cómo gestionar nuestra ira y la de nuestros hijos

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”

Aristóteles, Ética a Nicómaco.

La ira se genera cuando tenemos la sensación de haber sido perjudicados o tratados injustamente (engañados, manipulados, traicionados, heridos…). También sentimos ira cuando un obstáculo se interpone entre nosotros y nuestros objetivos.

Esta emoción nos avisa de que algo debe cambiar, motiva a detener aquello que nos causa malestar. Disminuye el miedo y aporta la energía necesaria para actuar. Se trata de una emoción potencialmente peligrosa porque nos impide pensar con claridad y hace que actuemos de manera hostil y agresiva.

Cómo gestionar nuestra ira.

  • No dejar acumular lo que nos molesta sin expresarlo y sin pedir cambios.
  • El afrontamiento de la ira debe ir en la dirección de ver las cosas de forma diferente. Adoptar el punto de vista del otro hará que le comprendamos mejor y nos enfademos menos.
  • Nunca responderemos con la misma moneda (la ira provoca más ira y cierra las posibilidades de comunicación). En cuanto notemos las primeras señales de que podemos perder el control lo mejor será apartarnos de quien nos está enfadando.
  • No darle vueltas y vueltas a lo que nos causa rabia porque nuestra ira crecerá.
  • Cuidado con el desahogo gratuito, el maltrato psicológico o físico, las humillaciones, los insultos… Las consecuencias son muy graves.
  • Debemos resolver los problemas cuando estemos tranquilos y esté tranquilo también el otro para evitar una escalada de violencia.
  • Piensa que si pierdes el control, después te arrepentirás y te sentirás culpable.
  • Cuida tu descanso.

Cómo manejar la ira de nuestros hijos.

  • Es fundamental ser un buen ejemplo en la expresión y manejo de las emociones.
  • Nunca ceder a los deseos del niño después de un episodio de rabieta descontrolada, porque si no, pensará que esa es la manera de conseguir lo que pide.
  • No es aconsejable satisfacer todos los deseos del niño. Debe experimentar la frustración para poder aprender a manejarla. Adquiriendo más resistencia a la frustración tendrá menos rabia.
  • No se deben pasar por alto las agresiones. Si el niño es pequeño usaremos el tiempo fuera: le retiraremos de la escena de juego después de mostrar nuestro disgusto. Si el niño es mayor tenemos que dialogar con él.
  • Darle alternativas para actuar ante las injusticias: pedir ayuda, expresar verbalmente el malestar, distraerse…

Cómo hacer una crítica sin ofender

Hacer una crítica, es pedir un cambio, es hacerle consciente al otro, de qué es lo que nos molesta, para que lo cambie.

Normalmente, hacemos mal las críticas, y lo que conseguimos es que nuestro interlocutor se sienta atacado y se ponga a la defensiva en lugar de cambiar.

Lo primero, será tener claro cuál es nuestro objetivo, qué es lo que queremos que el otro haga, deje de hacer, o haga de manera diferente.

No es conveniente abusar de las críticas, ni utilizarlas de manera general, empleando las palabras: todo, nada, nunca y siempre.

Para hacer una crítica tenemos que elegir bien el momento,

  • Así, si yo estoy tranquilo y contento no me dejaré llevar por el enfado, y tendré más presentes mis objetivos.
  • Y si el otro, está tranquilo y contento, tendrá una actitud más receptiva y será más probable que cambie aquello que me molesta.

Para hacer bien una crítica sin que el otro se enfade y aumentado la probabilidad de que cambie aquello que nos ha molestado utilizaremos:

  • Los mensajes yo.
  • Y la Técnica del bocadillo.

Los Mensajes yo, son aquellos mensajes que se envían en primera persona.

No implican evaluación negativa del otro (al contrario que en los mensajes tú), no dañan la relación, y aumentan la probabilidad de que el otro cambie.

No será lo mismo decirle a tu hijo:

  • “Eres un desastre.”
  • Qué decirle: “Cuando dejas la ropa tirada en tu habitación siento que no valoras el trabajo que me ha dado lavarla y plancharla.”

También utilizaremos la Técnica del bocadillo, que consiste, en disminuir la carga negativa de lo que decimos, diciendo también algo positivo o incorporando la empatía.

  • Empezaremos por empatizar. Siguiendo el ejemplo anterior podremos decir: “Entiendo que tengas prisa y que estés cansado.”
  • Luego, diremos lo que nos molesta utilizando Mensaje yo: “Cuandobocadillo dejas la ropa tirada en tu habitación siento que no valoras el trabajo que me ha dado lavarla y plancharla.”
  • Y para terminar, expresaremos algo positivo. Por ejemplo: “Eres un chico muy comprensivo y sé que ahora que sabes cómo me siento vas a cuidar más la ropa.”

Recuerda que no conviene abusar de las críticas y que la diana de nuestras críticas serán las conductas, no las personas.

 

Cómo recibir una crítica

No nos suele gustar que nos señalen nuestros errores, ni nuestros puntos débiles, porque normalmente, las críticas que recibimos están mal hechas y las vivimos como un ataque.

A este ataque solemos contestar con un contraataque, y muchas veces, nos vemos inmersos en una discusión que no llega a ninguna parte.

Lo ideal, es interpretar las críticas como una oportunidad para aprender y mejorar.

 Pero, ¿cuál es la mejor manera de actuar cuando nos critican?:

  • Lo primero que tendremos que hacer, será escuchar la crítica sin interrumpir ni contraatacar. También podremos hacer preguntas para aclarar y concretar, qué es lo que le ha molestado. Si fuera necesario, tendremos que dedicar un momento a respirar hondo y relajarnos.
  • Cuando hayamos escuchado toda la crítica empatizaremos conchica tapandose los oidos la emoción de la persona que nos critica, diciéndole por ejemplo: “Puedo entender tu enfado”.

Estos dos primeros pasos: escuchar y empatizar, hacen que el otro se tranquilice y esté en condiciones de escucharnos.

En tercer lugar valoraremos:

  • Si, la persona es importante,  la crítica es verdadera y decido cambiar.
  • Si, la crítica es verdadera, pero decido no cambiar.
  • O si la crítica, directamente,  no es verdadera.
  • Si la persona es importantela crítica es verdadera y decido cambiar.
  1. Primero acepto mi responsabilidad para terminar de tranquilizar a la otra persona. : “Es verdad que…”
  2. Segundo, expongo, si es necesario, mi punto de vista o aporto más información.
  3. Y por último expreso mi deseo de cambio y concreto en qué.
  • Si la crítica es verdadera, pero decido no cambiar.
  1. Por un lado, acepto la posibilidad de que lo que me dicen sea cierto: “Es posible que…”
  2. Pero por otro, expreso claramente mi opinión, y mi intención de no cambiar.
  • Por último, si la crítica, directamente, no es verdadera.
  1. Explicaré mi punto de vista.
  2. Y añadiré, si fuera necesario, más información sobre el tema.

No debemos olvidar, que recibir una crítica es una buenísima oportunidad para aprender aunque nuestro interlocutor, no siempre, tenga la habilidad para hacérnosla de la manera más adecuada.