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10 Aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir un juego

El criterio fundamental e ineludible en la selección de los juegos infantiles es que debe tratarse de un juego que, cumpliendo con la característica esencial que define la actividad lúdica, haga que el niño se entregue a él con espontaneidad y entusiasmo.

Se pueden seleccionar los juegos en función de:

  1. El momento evolutivo. Los tipos de juegos propios de la edad de los niños que serán siempre consecuencia de su desarrollo. El juego de los niños evoluciona según su desarrollo, apareciendo intereses lúdicos distinto conforme cambia la edad.
  2. Los objetivos que se quieran alcanzar.
  3. El momento del día en el que se va a desarrollar el juego. Hay momentos del día en los que los niños están cansados y es más oportuno actividades lúdicas que no supongan mucho esfuerzo, por ejemplo, la tarde después de la jornada matinal escolar.juego de palabras
  4. El contexto. Algunos jugos precisan de un espacio grande y abierto sin el cual resultarían un fracaso, como es el caso de muchos juegos de pelota.
  5. El contexto sociocultural. Es importante a la hora de seleccionar juegos para los niños, tener en cuenta la existencia de juegos tradicionales que transmiten costumbres, valores, vocabulario etc. propios de la cultura. Es muy interesante que el adulto potencie el intercambio de juegos tradicionales de diferentes culturas, que es una manera de educar en la interculturalidad.
  6. Los ritmos de aprendizaje.
  7. El tiempo previsto para el juego. Es imprescindible saber y hacer saber a los niños los momentos de juego reservados a los diferentes tipos de juego a lo largo de la jornada.
  8. El número de jugadores puesto que hay juegos para jugar en grupo grande, pequeño, por parejas o individualmente.
  9. Los recursos materiales con los que se cuenta: hay muchos juegos que no precisan material específico pero los hay que no se pueden desarrollar sin un material concreto. Por lo tanto el material con que contemos va a estar condicionando los juegos que podamos seleccionar.
  10. En función de los valores que transmiten: otro criterio fundamental a la hora de seleccionar juegos es el que enlaza con la educación en valores. Hay que tratar de no sugerir a los niños aquellas actividades lúdicas donde se utilizan los estereotipos sexistas basados en la discriminación por género, las que estimulan la agresividad, las que estimulan el consumismo y las que fomentan la competitividad excesiva.
  •  Virginia Romero, Montse Gómez (2003): “Metodología del Juego”. Editorial Altamar, Barcelona.

4 Habilidades básicas para hacer amigos en el colegio

nina tras hoja rojaComo expone Díaz-Aguado (1996), para hacerse amigos desde el comienzo de la escuela primaria el niño debe manejar cuatro habilidades básicas:

1. Llevarse bien al mismo tiempo con adultos y con iguales. Los niños más aceptados por sus compañeros consiguen hacer compatible su relación con tareas y profesores con la solidaridad hacia sus compañeros.

2. Colaborar e intercambiar el estatus. Las relaciones simétricas (entre iguales) conllevan la continua renegociación de papeles asimétricos (quién controla o dirige a quién en cada momento). Esta situación supone incertidumbre y causa ansiedad al niño rechazado. Los niños que tratan continuamente de controlar, de dirigir a otros niños, suelen ser rechazados por sus iguales. Estos niños suelen tener dificultades para colaborar, no piden información a sus compañeros y tratan con frecuencia de llamar la atención sobre sí mismos, en lugar de centrarse en la tarea. La capacidad para colaborar intercambiando los papeles de quien manda y quien obedece se adquiere sobre todo entre compañeros que se consideran mutuamente amigos. De ahí la importancia que tiene conseguir que todos los niños tengan al menos un buen amigo entre sus compañeros, con el que desarrollar estas importantes habilidades sociales.

3. Expresar aceptación: el papel de la simpatía. Los niños que más refuerzan a sus compañeros, suelen ser los que más refuerzos reciben. Esta simpatía recíproca hace que al niño le guste estar con sus compañeros y pueda desarrollar su inteligencia social y emocional. Por el contrario, los niños que son rechazados por sus compañeros suelen expresar con frecuencia conductas negativas hacia ellos y recibir conductas similares de los otros niños. Esta antipatía recíproca suele provocar una escalada que hace que las conductas negativas aumenten con el paso del tiempo.

4. Repartir el protagonismo y la atención. Uno de los bienes más valorados en las situaciones sociales es la atención de los demás. Comprenderlo y aprender a repartirla de manera ajustada es una de las más sutiles habilidades sociales. Cuando un niño trata de entrar en un grupo ya formado podemos observar que:

  • Los niños más aceptados por sus compañeros suelen adaptar su comportamiento a lo que el grupo está haciendo sin tratar de acaparar la atención de los demás ni interferir con lo que hacen, comunicándose con ellos de forma clara y oportuna.
  • Los niños que suelen ser rechazados, por el contrario, manifiestan menos interés hacia los otros niños, suelen hacer comentarios irrelevantes, expresan frecuentemente desacuerdo, suelen ser ignorados por el grupo, e intentan llamar la atención sobre sí mismos.

 

La escuela: un lugar donde fomentar las habilidades sociales

Niña bocaEl contexto de la educación primaria es el marco de socialización principal fuera de la familia. Es en el colegio donde los niños y niñas adquieren diversas competencias tanto intelectuales como sociales y afectivas. Las relaciones afectivas, sociales e interactivas que se producen en la escuela son de una naturaleza especial, puesto que la escuela es una institución reconocida oficialmente como educadora y formadora de niños y niñas, y su función es socializarlos; es decir, dotar al niño de una serie de habilidades, actitudes e intereses para que su inserción en la sociedad sea exitosa. (Rodrigo, 1999; Sadurní, 2003).

Por lo general en la escuela se tienden a reforzar conductas asertivas e incluso inhibidas, y a perseguir y castigar las conductas agresivas y/o disruptivas.

“Nos interesa destacar que aunque sean las manifestaciones conductuales más llamativas – conductas disruptivas, agresiones, etc.-las que con más frecuencia han reclamado la atención de los educadores, no podemos olvidarnos de aquellos alumnos con fenómenos conductuales más situados en la esfera del temor y la inhibición, ya que la escuela debe dar respuesta a todas lasmanifestaciones de los déficits en habilidades sociales, y no sólo a aquéllas que causan dificultades en la convivencia escolar y en el clima de la clase” (Jiménez, 1994, p. 21). El interés en incluir las habilidades sociales en los procesos curriculares académicos es reciente. En el artículo 6 de la LOE (2006), se define el currículo como “… el conjunto de objetivos, competencias básicas, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación”.

También en artículo 16.2, dentro del Capítulo II dedicado a la Educación Primaria podemos leer: “ La finalidad de la educación primaria a todos los niños y niñas una educación que permita afianzar su desarrollo personal y su propio bienestar, adquirir las habilidades culturales básicas relativas a la expresión y comprensión oral, a la lectura, a la escritura y al cálculo, así como desarrollar las habilidades sociales, los hábitos de trabajo y estudio, el sentido artístico, la creatividad y la afectividad.” El aumento del interés por el fomento de las habilidades sociales puede deberse a varios factores:

  • En primer lugar, existe una amplia evidencia empírica acerca de la importancia del desarrollo adecuado de habilidades sociales desde edades tempranas. Las investigaciones retrospectivas han encontrado relaciones sólidas entre competencia social en la infancia y adolescencia y el posterior funcionamiento social y psicológico.
  • En segundo lugar, existe una demanda social cada vez más importante para incorporar el desarrollo de habilidades sociales en el marco de la escuela donde los niños y adolescentes muestran una amplia gama de comportamientos disruptivos y antisociales. Estos comportamientos tienen un efecto negativo para el desarrollo de relaciones saludables entre compañeros y para el rendimiento académico satisfactorio.
  • En tercer lugar, la muestra, cada vez mayor, de niños y adolescentes que sufren acoso por parte de sus compañeros con consecuencias, a veces, dramáticas y no saben defenderse ni pedir ayuda.

Para Ovejero (1998), la escuela es el lugar más indicado para realizar programas de competencias y habilidades sociales y da dos razones:

1. El entrenamiento en habilidades sociales es más eficaz cuando se realiza en grupo, dado que los otros compañeros son una importante fuente de aprendizaje, ya sea a través de procesos de imitación o de aprendizaje social, y proporcionan oportunidades únicas para el ejercicio de estas conductas.

2. Los compañeros son una importante fuente de apoyo emocional para estos aprendizajes.