Archivo del Autor: Mónica Manrique

¿Tus hijos/as te cuelan muchas mentiras?

“Las mentiras más crueles son dichas en silencio.” Robert Louis Stevenson

Cabe la posibilidad de que algunas personas nos intenten engañar poniendo cara
de una emoción mientras están sintiendo otra, pero hay algo que les delata. Los/as investigadores/as lo han llamado microexpresiones por su corta duración, no duran más de una vigesimoquinta parte de segundo. La mayoría de nosotros/as no somos capaces de percibir estas microexpresiones, pero existen personas con un don natural para detectarlas. Ekman y David Matsumoto (2008) han desarrollado un programa de ordenador que consigue detectarlas y revelar si una persona está mintiendo o no.

Algunos actores, para conseguir transmitir una “autentica” emoción utilizan el
método Stanislavski. El método consiste en evocar vivencias emocionales propias para
dejar actuar a la musculatura facial de manera espontánea. Esto es posible porque la
musculatura facial está directamente conectada con las áreas del cerebro que procesan
las emociones. Podríamos decir que se trata de un método que va de adentro hacia
afuera.

Acabamos de ver cómo nos pueden engañar pero, ¿cómo podemos evitar que nos
mientan?
Parece que las expresiones falsas o forzadas se pueden identificar cuando
observamos que se dan de manera más pronunciada en un lado de la cara que en el otro, dando como resultado una cara asimétrica. Las expresiones auténticas se manifiestan antes o durante el mensaje verbal; surgen, evolucionan y terminan con armonía, ajustándose a patrones fijos y universales, mientras que las expresiones voluntarias o falsas empiezan y acaban de manera abrupta. Otro criterio para detectar una expresión falsa es su duración. Según Paul Ekman si duran entre 5 y 10 segundos probablemente sean falsas.

girl in yellow and pink shirt standing on brown leaves during daytime


Si nos fijamos en la parte inferior de la cara podemos distinguir diversos tipos de
sonrisas, unas más sinceras que otras.
Sonrisa Duchenne: es una respuesta innata, no aprendida. Además de intervenir en ella los músculos de la boca también lo hace el músculo orbicular que da expresión a los ojos y produce las famosas patas de gallo.
Sonrisa “profesional” o de “cortesía”: la hacemos de manera intencional, por ejemplo, cuando queremos ser amables y saludar a alguien. En ella solo intervienen los músculos de la boca.
Sonrisa irónica: solo se tuerce el lado izquierdo de la boca. Indica duda o falta de
credibilidad hacia la otra persona mezclado con desprecio.

Aprendiendo a leer las emociones de los demás

“Nunca olvido una cara pero con la suya voy a hacer una excepción.”
Groucho Marx


Los nuevos avances en neurociencia permiten comprender cómo, a través del rostro, entendemos las emociones de los demás como paso previo a la generación de empatía y confianza.


Durante millones de años, la evolución ha dotado a nuestro rostro de la capacidad de expresar multitud de matices emocionales y, a su vez, a nuestra percepción de la habilidad para saber interpretar, de manera innata las expresiones faciales. No todos/as somos igual de buenos/as leyendo las emociones escritas en la cara de los/as demás. El problema surge cuando las leemos correctamente pero malinterpretamos lo que las motivó.

La neurocientífica Nancy Kanwisher y su equipo identificaron en 1997 una región
en el encéfalo humano que reaccionaba de forma específica a los rostros: su función es el reconocimiento de caras. Dicha región se halla conectada, entre otras, con las áreas
emocionales, en especial con la amígdala. Es la zona del cerebro encargada de dar
instrucciones al sentido de la vista para que examine las características del rostro que
revelan la emoción.

Emociones básicas


Según descubrieron Paul Ekman y Wallace Friesen (1978), la expresión facial depende de 18 músculos, que son capaces de ejecutar 43 movimientos o acciones musculares que dan lugar a más de 10.000 configuraciones faciales, y algunas de ellas son reconocibles como emociones. Ekman demostró que existen seis expresiones reconocibles por personas de cualquier cultura: alegría, tristeza, sorpresa, miedo,
satisfacción/desagrado y rabia. En cualquier lugar del mundo se reconocen estos gestos
faciales y se relacionan con la emoción que los motiva.


Identificó, también, las expresiones faciales de cada una de estas emociones:
• Alegría: Se elevan las mejillas y los ojos se cierran levemente. Las comisuras de
los labios se desplazan hacia atrás y hacia arriba. Los labios se separan.
• Tristeza: Se eleva la parte interior de las cejas. Las comisuras de los labios descienden; los labios pueden llegar a temblar.
• Ira: Las cejas descienden y se contraen. Se eleva el párpado superior. Se elevan
los párpados inferiores y se cierran levemente los ojos. Se dilatan las fosas
nasales. Se tensan los labios: se juntan y aprietan. Se eleva la barbilla.
• Miedo: Se eleva la parte interior de las cejas. Descenso y contracción de la parte
externa de las cejas. Se alarga la comisura de los labios. Los labios se separan.
• Asco: Las cejas descienden y se contraen. Se elevan las mejillas y los ojos se
cierran levemente. Cierre acentuado de los párpados. Se frunce la nariz. Se eleva
el labio superior. Se eleva la barbilla.

Todos/as hemos podido comprobar lo incómodo que resulta hablar con alguien que
lleva puestas gafas de sol. Esta incomodidad se debe a que las gafas nos están privando
de una gran cantidad de información. Se dice que los ojos son las “ventanas al alma”.
Podemos conocer mucho sobre lo que está sintiendo el/la otro/a a través de sus ojos. Por ejemplo, cuando alguien nos mira fijamente lo interpretamos como un signo de cariño o simpatía, siempre que la mirada no sea demasiado sostenida porque, si no, llegamos a la conclusión de que está enfadado/a con nosotros/as y puede ser peligroso. Por el contrario, si alguien evita el contacto visual, entendemos que es antipático, no le gustamos o que es tímido.

La expresión facial nos da mucha información sobre el estado emocional de las personas, pero cuanto más complicado nos resulta descifrar lo que vemos, vamos ampliando de modo automático el foco de atención hacia la voz o el lenguaje corporal. Por ejemplo, cuando vemos a alguien rascarse, frotarse, tocarse, etc., interpretamos que está nervioso. Nuestro cerebro procesa información proveniente de diversas fuentes, incluso del olfato, para saber interpretar qué están sintiendo los demás.

¿Qué sabes sobre el arma más poderosa?

“La empatía es la mayor virtud. Desde ella, todas las virtudes fluyen”. Eric Zorn.


No existe una definición consensuada sobre qué es empatía, pero en los últimos años casi todos los investigadores están de acuerdo en que la empatía cuenta con un
componente emocional (la capacidad de sentirse cerca de las emociones del otro) y otro cognitivo (la capacidad de comprender mediante el pensamiento la mente del otro).

EMPATÍA EMOCIONAL
“La primera forma de empatía nació de la sintonía emocional entre la hembra y sus crías.”
Frank de Waal

La empatía emocional hace referencia a la reacción emocional por parte del individuo que observa las experiencias de otros y se coloca en su mismo lugar. Se trataría de una empatía primordial formada por la capacidad de captar las emociones ajenas de manera intuitiva y automática, no intencionada y causada por las neuronas espejo.

Podemos observar que la alegría, la tristeza, el miedo, el asco, etc. son emociones
susceptibles de ser compartidas por quien las observa. Nuestras relaciones con el entorno y con nuestros propios comportamientos emotivos dependen de nuestra capacidad para comprender las emociones ajenas. Cuando vemos a otra persona en apuros, parece que inconscientemente simulamos tales apuros en nuestra mente, como si sintiéramos las sensaciones desagradables de la otra persona y ello nos llevará a actuar para aliviar su situación. La actividad de las neuronas espejo (Rizzolatti, G. y Sinigaglia, C., 2006) parece indicar que la observación de la acción llevada a cabo por otros evoca en el cerebro del observador la misma reacción que si lo hiciera él mismo. Los sistemas de neuronas espejo posibilitan el aprendizaje de gestos por imitación: sonreír, caminar, hablar, bailar, jugar al fútbol, etc., pero también nos sirven para sentir que nos caemos cuando vemos en el suelo a otra persona, sentir pena cuando alguien llora, sentir una maravillosa alegría compartida, etc.

El mecanismo de las neuronas espejo es el que permite la comprensión inmediata
del estado emocional de los demás, antes de cualquier mediación cultural o lingüística.
La empatía emocional cuenta con dos dimensiones, por un lado la preocupación
empática y por otro el malestar personal (Mestre Escrivá V. et all, 2004).

Preocupación empática: incluye los sentimientos de compasión, preocupación y cariño ante el malestar de otros. Se trata de lo que siento yo hacia el otro.
Malestar personal: son los sentimientos de ansiedad y malestar que la persona manifiesta al observar las experiencias negativas de los demás. Se trata de lo que siento yo ante el sufrimiento de otros.

EMPATÍA COGNITIVA
“El cerebro está estructurado con una capacidad innata para trascender las fronteras de la piel de su propio cuerpo e integrarse con el mundo, especialmente con el mundo de los otros cerebros.” Siegel


La empatía cognitiva es la capacidad de comprender el punto de vista o estado
mental del otro. En este proceso intelectual entran en juego la memoria, el
reconocimiento, las deducciones y las previsiones. Es una elaboración controlada e
intencional, que mediante el pensamiento y el razonamiento nos permite comprender la situación por la que está atravesando el otro y así poder prevenir su comportamiento y actuar al respecto.

En la empatía cognitiva podemos diferenciar dos dimensiones, por un lado la toma
de perspectiva y por otro la fantasía (Mestre Escrivá V. et all, 2004).


Toma de perspectiva: es la capacidad para adoptar la perspectiva del otro ante
situaciones reales de la vida cotidiana, la habilidad para comprender el punto de vista de la otra persona.
Fantasía: evalúa la tendencia a identificarse con personajes del cine y la literatura, es
decir, la capacidad imaginativa para ponerse en situaciones ficticias

La importancia de la duración e intensidad de las emociones


“Las emociones, en efecto, no siguen un orden fijo. Antes bien, y al igual que las partículas del éter, prefieren revolotear con libertad y flotar eternamente trémulas y cambiantes.” Yukio Mishima


Es fundamental saber qué emoción estoy sintiendo, pero no menos importante es
prestar atención a su duración e intensidad. No será lo mismo experimentar una emoción de manera puntual o de forma permanente. Por ejemplo, como cuenta José Luis Zaccagnini en su libro “Inteligencia Emocional” (2004): no es lo mismo que mi pareja me produzca una emoción desagradable de manera puntual o que la emoción desagradable (miedo, ira, tristeza, etc.) sea la norma. Y al contrario, no me estará diciendo lo mismo una emoción agradable de carácter puntual, como por ejemplo, el alivio que siento cuando nos reconciliamos tras una discusión, que el bienestar habitual que siento en compañía de mi pareja.

grayscale photo of woman crying holding her right chest

Todos sentimos fluctuaciones en nuestro estado emocional, no es un problema que
requiera especial atención ni la ayuda de un profesional. En poco tiempo estas
perturbaciones se corrigen espontáneamente. Pero si definimos una leve tristeza, por
ejemplo, como un problema y tomamos voluntariamente determinadas medidas para
corregirla y evitar su reaparición puede que, entonces sí, estemos ante un verdadero
problema.
En cuanto al segundo parámetro, la intensidad, tendremos que estar pendientes
del grado de proporcionalidad entre el evento desencadenante y la magnitud de mi
reacción. Esta proporcionalidad es muy variable entre una persona y otra dependiendo de sus valores, creencias, vivencias, temperamento etc. Si queremos que la intensidad de la emoción nos dé la mejor información posible tendremos que conocernos bien a nosotros/as mismos/as y saber cómo solemos reaccionar ante una misma situación. Por ejemplo, si habitualmente tienes mucha paciencia pero en los últimos días te enfadas con facilidad, será conveniente que te pares y mires a tu alrededor y dentro de ti, buscando qué ha cambiado para ser capaz de gestionar la situación de la manera lo más satisfactoria posible.

Desconectando el piloto automático para identificar mis emociones

Algunos encuentran el silencio insoportable porque tienen demasiado ruido dentro de
ellos mismos”
. Robert Fripp


Realizar actividades de manera automática es necesario porque nuestra capacidad
atencional es limitada, pero es conveniente no dejarnos arrastrar y aprender a centrarnos cada cierto tiempo en el aquí y el ahora, observando con atención lo que siente nuestro cuerpo, los pensamientos que pasan como nubes por nuestra cabeza, y lo que estamos haciendo o tenemos ganas de hacer.

Nuestra cabeza da vueltas y vueltas sin que nos demos cuenta y lo hace de manera automática. Mentalmente viajamos en el espacio y en el tiempo. Puedo estar en el trabajo y pensando en qué voy a comprar cuando llegue al súper, o lamentándome por
haber contestado de manera tan inapropiada a mi madre. Saber parar y focalizar nuestra atención en el momento presente no es tarea fácil. Vivimos conectados a una especie de piloto automático frenético que nos impide prestar atención a lo que estamos sintiendo, pensando y haciendo en cada momento.

En los últimos años se han publicado numerosas investigaciones que demuestran
la utilidad del mindfullnes o atención plena en la gestión emocional. Williams, Teasdale,
Segal y Kabat-Zinn en su libro titulado “Vencer la depresión” (2010) nos cuentan cómo “La
atención plena no consiste en prestar más atención, sino prestar atención de una forma
distinta y más sabia: con toda la mente y todo el corazón, utilizando todos los recursos del
cuerpo y de sus sentidos”
.


Las emociones nos hablan a través de nuestro cuerpo, pero cuando no las escuchamos se ven obligadas a gritarnos a través de diversas somatizaciones. Los problemas psicosomáticos implican la expresión de malestar emocional a través de síntomas físicos no explicados por ninguna patología de origen físico. Determinados dolores de cabeza, cervicales, de espalda, de mandíbula, abdominal, etc.; molestias como náuseas, vómitos reflujos; o determinadas enfermedades de la piel, tienen entre sus causas un fuerte componente emocional.


“Tengo un nudo en la garganta”, “siento mariposas en el estómago”, “me cago de miedo”, “con el corazón en un puño”, “se me pone la piel de gallina”… Empleamos muchas expresiones para expresar cómo nos sentimos y casi todas hacen referencia a partes de nuestro cuerpo.

Podemos darnos cuenta de cuál es la emoción que estamos sintiendo en un determinado momento si somos capaces de prestar atención a lo que estamos sintiendo físicamente, pensando y haciendo (o con ganas de hacer).

Clasificando emociones

“Sólo hay dos emociones básicas: una es el miedo, la otra es el amor.”
Wayne Dyer


Han sido muchas las formas de clasificar las emociones y ninguna ha sido la
definitiva. Ni siquiera hay consenso entre los autores a la hora de decir cuáles son las
emociones básicas.


Una clasificación que me gusta mucho, aunque no me convence completamente,
es la que plantea Rafael Bisquerra en un proyecto precioso llamado “Universo de
emociones”
(2016). Utilizando la metáfora del universo, traza constelaciones, galaxias y
demás cuerpos astrales para materializar algo tan intangible como lo que sentimos. Puedes ver este precioso proyecto en su web https://universodeemociones.com/

Este universo tiene de dos grandes constelaciones:
Constelación de las emociones negativas: miedo, ira, tristeza (con asco y
ansiedad).
Constelación de las emociones positivas: alegría, amor y felicidad.
A mí me gusta más hablar de emociones agradables y desagradables. Si tratamos
como negativas emociones como el miedo, la ira, la tristeza, el asco y la ansiedad
corremos el riesgo de luchar contra ellas e intentar aniquilarlas, cuando en realidad, son
imprescindibles para nuestra supervivencia y bienestar, aunque no nos gusten.

Las galaxias de las emociones negativas son:

man in black jacket and blue denim jeans standing near black telephone booth during daytime

Miedo: temor, horror, pánico, terror, pavor, desasosiego, susto, fobia, etc.
Ira: rabia, cólera, rencor, odio, furia, indignación, resentimiento, aversión,
exasperación, tensión, excitación, agitación, acritud, animadversión, animosidad,
irritabilidad, hostilidad, violencia, enojo, celos, envidia, impotencia, desprecio,
antipatía, resentimiento, rechazo, recelo, etc.
• Tristeza: depresión, frustración, decepción, aflicción, pena, dolor, pesar,
desconsuelo, pesimismo, melancolía, soledad, desaliento, desgana, morriña,
abatimiento, disgusto, preocupación, etc.
• Asco: aversión, repugnancia, rechazo, desprecio.
Ansiedad: Angustia, desesperación, inquietud, inseguridad, estrés, preocupación,
anhelo, desazón, consternación, nerviosismo.

Las galaxias de las emociones positivas son:

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Alegría: entusiasmo, euforia, contento, deleite, diversión, placer, estremecimiento,
gratificación, satisfacción, capricho, éxtasis, alivio, regocijo, humor.
Amor: aceptación, afecto, cariño, ternura, simpatía, interés, cordialidad, confianza,
amabilidad, afinidad, respeto, devoción, adoración, veneración, enamoramiento,
ágape, gratitud, interés, compasión.
• Felicidad: bienestar, satisfacción, armonía, equilibrio, plenitud, paz interior,
tranquilidad, serenidad, gozo, dicha, placidez, paz interior, etc.
También están las galaxias de las emociones ambiguas que son:
• Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, confusión, perplejidad, admiración,
inquietud, impaciencia.
• Emociones sociales: vergüenza, timidez, culpabilidad, vergüenza ajena,
bochorno, pudor, recato, rubor, sonrojo, verecundia.
• Emociones estéticas: son las que se experimentan ante las obras de arte y ante
la belleza.
Ya tenemos muchas palabras para etiquetar lo que sentimos, pero además
tendremos que ser capaces de focalizar y prestar atención para ser capaces de identificar cuál es la emoción que estamos sintiendo.

Para saber más sobre las emociones

Los sentimientos y las emociones son el lenguaje universal que debe ser honrado. Son la expresión auténtica de quiénes somos.” Judith Wright

La mayoría de los expertos que trabajan en el tema de la emoción están de acuerdo en que no es nada sencillo dar una definición definitiva de este fenómeno psicológico.

girl in pink and white polka dot hoodie smiling

Las emociones forman parte de nuestra vida y han jugado un papel imprescindible en la evolución y adaptación de nuestra especie al entorno, sirviéndonos de señal para enfrentarnos a los desafíos presentes en cada hábitat. Nos han servido de brújula, de GPS para saber qué rumbo tomar.

Los seres humanos solo podemos experimentar la vida emocionalmente: “Siento luego existo” (Robert Witkin, 1970). A pesar de todo, nos resulta muy complicado hablar de las emociones a nivel teórico y, en parte, es porque han sido ignoradas por la ciencia hasta hace relativamente poco.

Podríamos definir emoción, como lo hace Rafael Bisquerra en su libro “Educación emocional y bienestar” (2006) como: “Un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan habitualmente como respuesta a un acontecimiento externo o interno.” Y como somos animales sociales: “La emoción concreta que sienta un sujeto dependerá de cómo perciba este sujeto las consecuencias que sobre su supervivencia, bienestar, necesidades, metas y planes pueda tener la conducta de los otros”. (Styker, 2004:3)

En cada emoción podemos diferenciar tres dimensiones básicas: cualidad, intensidad y duración. Y también tres componentes fundamentales: lo fisiológico (lo que siento a nivel corporal), lo cognitivo (lo que pienso) y lo conductual (lo que hago). Ante un acontecimiento interno o externo, el individuo hace una valoración y en consecuencia emite una respuesta fisiológica-cognitivo-conductual que le predispone a una determinada acción.

También podemos diferenciar entre emociones básicas o primarias y emociones secundarias. Paul Ekman (1979) entiende que las emociones básicas son: miedo, ira, tristeza, alegría, asco y sorpresa. Y estas son sus características:

  1. Son universales. Son independientes de la cultura.
  2. Son primitivas tanto en la especie (se observan en otros animales) como en el individuo (se observan en periodos tempranos del desarrollo).
  3. Conllevan expresiones faciales específicas típicas de cada una de ellas.
  4. Van asociadas a diferentes tendencias de actuación, probablemente no aprendidas, que tienen como objetivo hacer frente al suceso desencadenante de la emoción.
  5. Se diferencian entre sí en como las experimenta el cuerpo.
  6. Se basan en sistemas cerebrales especializados y preestablecidos.

Las emociones primarias son la materia prima del resto de emociones. La culpa, la vergüenza, los celos, la envidia, etc. son emociones aprendidas ligadas a la educación y la cultura, y por tanto, son emociones secundarias.

man covering face with both hands while sitting on bench

Y, ¿cuál es la función de las emociones?, ¿para qué nos sirven? Para algunos/as investigadores/as la función principal es la de motivar la conducta. Otros/as se centran más en su función adaptativa. Y también nos sirven para, a través de la comunicación no verbal, comunicarnos con los demás.

Pero las emociones no funcionan de manera independiente y tienen efectos sobre otros procesos mentales. Afectan a la percepción, atención, memoria, pensamiento, la creatividad, etc. Pensar y sentir son inseparables, pensamos sintiendo y sentimos pensando.

Aprendiendo con Chema Alonso sobre tecnología, sociedad y educación

Chema Alonso, es Doctor en Seguridad Informática, Chief Digital Consumer Officer en Telefónica y, sobre todo, conocido por sus trabajos en el mundo del Hacking y la Ciberseguridad. Durante años ha sido un gran divulgador de tecnología, y es reconocido como uno de los mejores Hackers de España. Publica todos los días en su blog “Un informático en el lado de mal” y puedes contactar con él a través de su buzón público en MyPublicInbox.com/ChemaAlonso. Además de todo esto, es “papaete” de dos niñas que también quieren tener TikTok.

¿Como “papaete” te enfrentas a los mismos retos que la mayoría de los padres o por tu trabajo has sido mucho más estricto en la aproximación a la tecnología de tus hijas?

Pues como todos los padres tengo el mismo problema. Mi hija menor quiere ser Youtuber, es fan de Martina, quiere ser cantante y jugar al Among Us el Roblox. Mi hija mayor, que tiene 12 años, quiere tener Instagram, TikTok y un Smartphone para tener WhatsApp y chatear con sus amigas. Supongo que los mismos problemas de todos los padres de esta generación, con la única diferencia de que entiendo muy bien cuáles son los riesgos que hay en estos sistemas.

Por otro lado, yo quiero que la tecnología sea parte de su vida, y desde muy pequeñas intento que sean “Creadoras de tecnología”, y no consumidoras adictas a sistemas de “engagement” que las tengan consumiendo su tiempo con chutes de dopamina basados en complejos algoritmos de gamificación. Desde pequeña a la mayor la he tenido apuntada a programar en Scratch, en Arduino, robótica y ahora está con Python. Para ella es más normal aprender lenguajes de programación porque lo ha visto desde muy pequeña como una disciplina más de su educación en el colegio. Yo empecé a programar con 12 años, y me cambió la vida. Yo quiero darles ese regalo a ellas también.

Pero sé que el mundo que les ha tocado vivir es éste, y no creo en la prohibición total. Desde hace años llevo pidiendo a los educadores de niños que les eduquen sin utilizar reglas de “NO hagas esto…”, así que yo intento educarles en los riesgos y en “Cómo hacerlo”. Pero lo más importante, no las puedes dejar solas, para que se enfrenten a algoritmos de inteligencia artificial que van a encontrar la manera de conseguir que se queden un minuto más conectadas, y que van a ir educándolas anuncio tras anuncio, sin preocuparse de si es bueno para ellas o no. Por eso intento hablar mucho con ellas, explicarles las cosas, y limitarles el uso de la tecnología como usuario.

¿Por qué hiciste una campaña llamada Mujeres Hacker en la que una niña quería ser hacker como su mamá?

Pues mira, porque la sociedad aún empuja a las niñas a no tener ciertas profesiones y me enfada. Me molesta que cuando Google o Microsoft traduzcan Engineer o Judge siempre sea ingeniero y juez, pero cuando se traduce Secretary o Nurse sea secretaria o enfermera (si quieres profundizar puedes leer este post). Tengo una guerra declarada con ello, y creo que las traducciones con asunción de género deberían tener alertas para que mi hija no se vea subliminalmente impulsada a una profesión concreta.

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Cuando mi hija mayor era pequeña le pregunté si quería ser astronauta y me contesto “No, papá, eso es cosa de chicos”, y me enfadó muchísimo. Me enfadó porque mi hija, con 7 años ya había sido condicionada subliminalmente a descartar oportunidades en su futuro por una invisible barrera que aún hay para ellas en la sociedad. Así que decidí hacer la campaña de Mujeres Hacke para dar visibilidad a las grandes mujeres de mi trabajo, e hicimos una campaña de Mujeres en ciencia por Telefónica tanto en blogs como en las oficinas, para que las niñas vinieran a conocer a nuestras grandes creadoras.

https://mujereshacker.telefonica.com/girls-inspire-tech

De hecho, hacemos una jornada que se llama Girls Inspire Tech, en la que nuestras compañeras de Telefónica enseñan cosas de tecnología a niñas de 12 a 16 años para que tengan modelos a quién parecerse.

¿Tiene la tecnología que usamos sesgos de género, al igual que has explicado con el caso de los traductores?

Claro que puede tenerlo. Y claro que lo tiene. Y lo peor es que es muy difícil de detectar porque cuando hablamos de “Machine Learning” es justo eso, una “máquina aprendiendo” y si no tienes cuidado de qué ha aprendido, y qué datos le has dado para enseñarle, luego es muy complicado saber si tiene algún sesgo.

Google está trabajando en una tecnología que se llama TCAV (Testing with Concept Activation Vectors) para saber qué dispara que una inteligencia artificial reconozca a un doctor o a una enfermera en una foto, por ejemplo, y ponía el caso de una IA entrenada que había aprendido que para reconocer que era una persona doctor, tenía que 1) tener bata blanca, 2) estetoscopio al cuello y 3) ser hombre.

https://3.bp.blogspot.com/-6RdVtg31mRo/XNsjPNhM_PI/AAAAAAAAwFY/3MBrZvaCB9UvrLpLWw38-yH5S-imrS8KQCLcBGAs/s640/Doctor.png

No sabemos cuantos de lo algoritmos que hoy en día se usan en sistemas para dar créditos, para ofrecer trabajos, para aprobar una solicitud, para lanzar una alerta de seguridad o para ponernos una noticia o un anuncio tienen sesgos. Y todos ellos pueden condicionar tu vida sin saberlo. Esta semana hemos publicado en el blog de un algoritmo de Machine Learning que ha sido entrenado con sesgo de color de piel y cuando despixela fotos – por ejemplo de cámaras de seguridad – aclara la piel. Pero podría ser al revés, y oscurecerlas para hacer que un prejuicio afectara a la vida de las personas de piel más oscura haciéndola parecer siempre “los ladrones”. Y al final solo es un algoritmo de Machine Learning entrenado con sesgos.

Te he oído decir varias veces que tenemos que crear “Tecnología Humanista”, ¿a qué te refieres exactamente con esto?

Sí, lo dije en el discurso cuando me nombraron Doctor Honoris Causa y se lo dije al Senado de Chile cuando me han invitado este mes pasado y sigo pensando en ello. No podemos hacer tecnología que afecte negativamente a la vida de las personas. Ni de muchas ni de ninguna.

Tenemos que cuidarnos de algoritmos de engagement que tienen a los jóvenes conectados durante 36 horas a un juego, o a ludópatas descubiertos por las redes sociales a sufrir acoso de ofertas de juegos online, o premiar a los medios de comunicación con dinero de anunciantes si la noticia se orienta como quiere el anunciante, o hacer tecnología que no proteja los datos privados de las personas, algoritmos que nos cataloguen con algoritmos de Machine Learning para toda la vida sin pensar en nuestras consecuencias, o tecnología que no sea accesible para todos o… El documental de “The Social Dilema” lo explica bastante bien en el caso de las redes sociales, y “El Gran Hackeo” explica la manipulación de las sociedades con los datos, las fake news y las inversiones en anuncios para premiar a los medios con visitas.

Hay tantos puntos en los que la tecnología está afectando ahora a la vida de las personas, que el reto es enorme. Es enorme para los padres, es enorme para los reguladores, y es enorme porque aún no hemos conseguido que haya un debate en sociedad profundo y serio de estas cosas. Aún, para las empresas, el incentivo económico de explotar debilidades humanas es mayor que el de hacer que la vida de las personas sea mejor. Y hay que darle la vuelta.

Yo siempre he defendido que las empresas deben hacer que la vida de las personas sea mejor en las sociedades donde operan, y debe ser exactamente lo mismo con la tecnología. Debe hacer que la vida de las personas que la usan sea mejor, y no peor.

También has defendido “Tolerencia Zero” con los abusones y “colaboradores” pasivos en las redes sociales, ¿a qué te refieres?

El acoso en las redes está popularizado. Pero también en los grupos de WhatsApp. Y creo que si alguien ve que alguien está abusando verbalmente, insultando o acosando a alguien, hay que excluirle.

Yo bloqueo a todo el que veo que insulta o falta al respeto a otro en Twitter, por ejemplo, que se ha convertido en una red social que, por desgracia, atrae a muchos a faltar al respeto de forma rápida y directa. Y no lo entiendo. Pero yo, no pienso ser un “colaborador” pasivo de estos, y los bloqueo a todos. Hacer que tengan un incentivo negativo perdiendo audiencia es algo que ayudará a cambiar la tendencia. Si sigues a cuentas en Twitter que están faltando al respeto a otras, les estás alentando. Así que, yo aplico tolerancia cero para los abusones en las redes sociales.

Te peleaste por conseguir que la Real Academia de la Lengua diera al término Hacker una acepción positiva, y ahora lo define como una persona de altos conocimientos tecnológicos que quiere mejorarla. Aún así, ¿te siguen pidiendo que hackees el WhatsApp o Facebook de la gente?

Sí, por desgracia. Y son muy pesados. Constantemente siguen pensando que un hacker es un cibercriminal, y lo peor es que todos los que buscan contratar un cibercriminal para hackear un WhatsApp, Facebook, Instagram o las notas de la universidad, acaban siendo estafados porque se ha creado un negocio de “falsos hackers” para robarles dinero.

Para mí ser un hacker es empujar los límites de la tecnología, de la ciencia, de las artes, de la sociedad más allá. Eliminar los límites que tenemos ahora y descubrir los siguientes. Es hacer que el camino de mejora continua que hemos de tener como objetivo vital se acelere. Y en mi caso, que trabajo con tecnología, que la tecnología haga que la vida de las personas sea mejor.

También escribes cuentos para tus hijas para mandarles mensajes educativos, ¿no?

Sí, me gusta mucho escribir y desde que son pequeñas, si tenía la ocasión de contarles un cuento, intentaba crear una El Gigante de los Juguetes que les quita todos los juguetes de la habitación y solo les devuelve los que son capaces de recordar, el de Serpentina que es una serpiente en modo de calcetín que se come los pies de las niñas cuando huelen a queso, porque le encantan los quesos olorosos, o las historias del Dragón Matías que hace que le salgan más piernas a la niña en La princesa de 8 piernas por pedir más zapatos de los que necesita. Y el de La hormiga valiente que busca las risas que se han comido las niñas en la tripa.

La verdad es que cada minuto que paso con ellas intento hacerlo sin pantallas, dibujando, escribiendo cuentos, jugando al ajedrez, al futbolín o cachorreando. Crecen muy rápido y luego ya no van a querer que les cuente cuentos.

Y si alguien quiere contactar contigo para consultarte algo, ¿Cómo lo puede hacer?

Tengo un buzón público en MyPublicInbox precisamente para eso. Basta con ir a MyPublicInbox.com/ChemaAlonso . Cualquier persona me puede escribir (menos para hackear el WhatsApp, el Facebook o el Instagram). A mí, y a todos los profesionales que están allí, que hay grandes expertos en muchas otras materias.

Muchas gracias Chema por compartir tu conocimiento y por tu tiempo, sé que estás muy solicitado. Ha sido un placer escucharte.

Aprendiendo a educar en el feminismo con Iria Marañón

Iria Marañón estudió Filología Hispánica y Edición profesional. Ha trabajado como correctora, lectora editorial y editora de ficción y divulgación, actualmente trabaja en una editorial multinacional de educación. 

Es autora de los libros Educar en el feminismo, Educar a un niño en el feminismo y Libérate de la carga mental, todos ellos editados por Plataforma Editorial.

Es activista feminista. 

Empecemos por el principio, Iria. ¿Qué es el feminismo?

El feminismo es un movimiento social y político con 300 años de historia que busca la liberación y emancipación de la mujer del sistema patriarcal.

¿Por qué es necesario educar en el feminismo?

El feminismo busca abolir el género. La abolición del género es la ruptura absoluta de estereotipos y roles de género impuestos en la sociedad patriarcal desde el nacimiento de las niñas y los niños, es eliminar el adoctrinamiento sexista al que somos sometidos desde el inicio de nuestra vida. Cuando nace un bebé observamos su sexo y le asignamos un género, y en base a ese género se construye todo a su alrededor. De esta forma, los varones tienen los privilegios mientras que las mujeres sufrimos la opresión. Por eso es fundamental educar desde la infancia en verdadera igualdad. Y esto solo se consigue con la abolición del género.

¿Qué valores feministas son importantes inculcar desde casa a niñas y niños?

Lo más importante es que tenemos que enseñarles que no existe nada de niñas ni de niños. No hay cerebros rosas o azules, la feminidad y la masculinidad son constructos sociales. No hay juguetes diferenciados, ni ropa, ni gustos ni, especialmente, habilidades, talentos o trabajos. Las niñas no nacen queriendo cuidar muñecas ni los niños queriendo jugar a la pelota, eso forma parte del género, y el género se construye socialmente. Por eso tenemos que dejarles verdadera libertad para que puedan ser como quieran ser. Y enseñarles, por ejemplo, que el trabajo de cuidados y el trabajo doméstico es responsabilidad de chicos y chicas. El clásico “educar sin estereotipos” es la abolición del género.

¿Qué papel deberían tener los niños y los hombres en el feminismo?

En el movimiento feminista, ninguno. El feminismo es un movimiento de mujeres liderado por nosotras. El papel de los niños y los hombres tendría que ser hacer sus espacios igualitarios y feministas, y escucharnos a las mujeres y nuestras peticiones.

En tu último libro hablas sobre cómo educar a los niños varones en el feminismo. ¿Por qué es necesario señalar la educación que le estamos dando a los niños? ¿Cuáles son los errores que cometemos con los niños que no cometemos con las niñas?

Los varones son los responsables de la perpetuación del machismo y las desigualdades. El patriarcado no es algo abstracto en el que no hay responsabilidades, los hombres son los que ejercen el machismo y ostentan los privilegios: ocupan más espacios públicos, de poder y de responsabilidad, son los que se desvinculan del trabajo de cuidados y doméstico, son los perpetradores de la violencia machista, del acoso, maltrato, violaciones y asesinatos. Todo esto no deviene de su naturaleza, la sociedad construye la masculinidad de esta forma, por eso es necesario y urgente educar de otra forma. Insisto, con la abolición del género. Muchas veces nos anticipamos a explicarles a nuestros niños que si hacen tal o cual cosa otros niños pueden burlarse porque son “cosas de niñas”. De esta forma ya les estamos dando ideas y al final se convierte en la profecía autocumplida. A veces restamos importancia a comportamientos machistas, como cuando infravaloran lo que hacen las niñas, como cuando les dicen que “tiran la pelota como una niña” o “lloran como una nena” o “esa camiseta es de niña”. Todo suma a la hora de construir el género y a la hora de construir la percepción que tienen de las niñas y mujeres. De forma inconsciente, la sociedad envía el mensaje constantemente de que las niñas son inferiores, hacen las cosas peor, son más débiles y todo lo que está relacionado con ellas es cursi y absurdo. Y los niños van cogiendo fuerza cada vez más, dándose cuenta de que la sociedad valora positivamente todo lo que ellos hacen. Todo esto es lo que tiene que cambiar: la sociedad debe dejar de transmitir ese mensaje sesgado. Por eso es imprescindible identificar qué hacemos mal, mi libro es un compendio de todo lo que construye la masculinidad, para ser conscientes y evitarlo en la medida de lo posible.

A pesar de todo, parece que la sociedad ha avanzado. ¿Por qué algunas personas piensan que no es necesario el feminismo?

La sociedad ha avanzado, por supuesto, pero el machismo continúa y muchas veces disfrazado de falso feminismo. El patriarcado tiene un poder tal, que a algunas personas las ha convencido de que prácticas completamente machistas, condenadas por el feminismo durante siglos, son feministas. La prostitución, la pornografía, los vientres de alquiler, el velo… todo lo que históricamente ha sido explotación y sometimiento de la mujer, ahora nos lo venden como libre elección y empoderamiento. A las mujeres no hace falta que nadie nos diga que nos vayamos a fregar o nos ocupemos de la crianza, eso es algo que hacemos nosotras solas sin que nadie nos lo diga y es el gran éxito del machismo, hacernos creer que somos libres y asumir como libertad lo que de siempre ha sido opresión.

Te consideras abiertamente a favor de la abolición del género. ¿Cómo podría conseguirse esto desde casa?

A través de todo lo que hemos hablado antes: entender que no hay cerebros de niñas o de niños, criar a nuestras criaturas para que sean seres humanos pensantes, empáticos y responsables. Entender y aplicar de verdad la ruptura de estereotipos, que no hay nada que sea para niñas ni nada para niños. Que no hay una sola evidencia científica que justifique las diferencias estructurales. El feminismo es un movimiento para la emancipación de la mujer del sistema patriarcal. Y para llegar a eso, es necesaria la abolición del género.

Parte de tu libro está dedicado a los adolescentes. ¿Cómo podemos educar en esta etapa con respecto al amor y el sexo?

En una sociedad que legitima la prostitución y la pornografía es muy difícil educar hacia el respeto a las mujeres, ya que mientras un chico crezca pensando que siempre puede tener acceso al cuerpo de una mujer para obtener una satisfacción sexual, su concepción de las mujeres va a ser muy limitada. Como decía Mary Pipher, los chicos deben ser socializados de tal manera que la violación les parezca tan impensable como el canibalismo. Pero con la pornografía tan a mano, esto no sucede ni de lejos. Por eso es fundamental la educación afectivo sexual, para que aprendan a querer a las mujeres, a mostrar sus afectos, y lo más importante, a escuchar a las mujeres de verdad, sus deseos y lo que quieren.

Con respecto a la violencia que se ejerce contra las mujeres, ¿dónde hay que poner la atención?

Es fundamental poner el foco hacia los responsables en lugar de cargarnos a nosotras con la responsabilidad de evitarlo. De nuevo, debemos revisar cómo está construida nuestra sociedad: mientras continúe la normalización de la prostitución o la pornografía eso va a ser imposible. No podremos enseñar a los niños que violar está mal cuando se crían legitimando la explotación de las mujeres.

¿Qué responsabilidad tienen los contenidos televisivos, los medios de comunicación, la ficción, toda la cultura que tenemos alrededor, las empresas jugueteras, de ropa, etc.?

Muchísima. Los creadores de contenidos son responsables del mensaje que transmiten. Desde que un niño nace, la sociedad entera construye su género: deben ser fuertes, valientes, dominantes, poderosos, arriesgados, competitivos… las niñas deben ser sumisas y complacientes, dedicadas a los cuidados y la casa. Todo lo que rodea a las niñas y los niños les entrena para que así sea: la ropa, los juguetes, los colores, la educación que reciben por parte de la familia y el colegio, las amistades, los medios de comunicación, la publicidad, los productos de entretenimiento como series o películas, la cultura, el cine, la literatura, los prescriptores o influencers… absolutamente todo les enseña cómo tiene que ser una niña y cómo tiene que ser un niño. Y una vez correctamente socializados, ellos serán los responsables de traer el dinero a casa, de realizarse en el trabajo, de ocupar puestos de responsabilidad, de poder, de hacer política, mientras que las mujeres se ocuparán de los cuidados y de la casa, un trabajo no remunerado que se realiza 365 días 24 horas, y serán las víctimas de la brecha salarial y de las violencias. Esto es género. Y esto es lo que se construye constantemente, nos bombardean con género. Y la premisa del feminismo es eliminarlo.

En el libro analizas que algunas personas creen que determinadas características de los hombres (agresividad, dominación, fortaleza, liderazgo) y de las mujeres (docilidad, sumisión, falta de ambición) les vienen dadas de manera biológica, nacen con ellas. ¿Cómo se puede desmontar todo esto en la sociedad?

El neurosexismo es esta idea de que hay cerebros de niñas y de niños, algo que está ampliamente demostrado que es completamente falso. Es cierto que mujeres y hombres somos diferentes físicamente, tenemos cuerpos distintos que requieren de atenciones médicas distintas y nuestra fuerza física y envergadura también es diferente. Pero las diferencias que podemos tener cerebrales son las mimas que pueden tener los cerebros de hombres entre ellos o los cerebros de mujer. Con respecto a la testosterona está demostrado que no justifica que los hombres sean más agresivos ni violentos. Esas diferencias no justifican los roles sexuales y las desigualdades e injusticias que soportamos las mujeres. Por eso es importante leer los estudios al respecto y dejar las creencias populares a un lado.

Además de todo lo que sufren las mujeres por culpa de la construcción de la masculinidad, ¿esta construcción también les perjudica a ellos?

Por supuesto. La socialización de los varones, además de producir importantes desigualdades e injusticias hacia las mujeres, también les perjudica a ellos mismos: Los hombres tienen el doble de riesgo de sufrir lesiones medulares que las mujeres, tienen tres veces más posibilidades de suicidarse que las mujeres, tienen cuatro veces más posibilidades de convertirse en personas sin hogar que las mujeres, según la DGT, también son más arriesgados al volante, sufren más accidentes y estos son más graves que los ocasionados por mujeres. Su tasa de muerte en accidente de tráfico es tres veces superior. Tienen más posibilidades de consumir drogas. En 2019, el 86 % de los ahogados durante el verano fueron hombres, en playas o espacios acuáticos no vigilados. La cifra de hombres en la cárcel representa el 92,61 %. Los hombres son responsables del 89 % de los delitos homicidas y representan el 61 % de las víctimas. El 91 % de las personas condenadas por abandono de familia fueron hombres, el 80 % de las personas que quebrantaron los deberes de custodia fueron hombres, el 85 % de las personas condenadas por amenazas fueron hombres, el 94 % de las personas condenadas por trato degradante y violencia fueron hombres. Y según el Registro Central de Delincuentes Sexuales, que registra este tipo de delitos desde 2016, el 96,4% de las personas que tienen antecedentes por este tipo de delitos son hombres.

¿Qué podemos hacer a nuestro alrededor para hacer conscientes a los niños de todas las injusticias que generan?

Cuando son muy pequeños, basta con explicarles, por ejemplo, lo injusto que es que las niñas no puedan ocupar el espacio central del patio para jugar porque los niños están ocupando todo el espacio jugando a la pelota y ellas se tienen que conformar con los laterales. También cuando vemos una película o una serie con ellos, si no hay chicas, o si son pocas, o si tienen roles femeninos muy definidos, señalarlo. O cuando estudian ciencias o hacen trabajos de Picasso o Van Gogh, lo injusto que es que no se propongan artistas femeninas, por ejemplo. A medida que van creciendo, pueden ir viendo las injusticias en el resto de las áreas del conocimiento, cómo las mujeres han sido ocultadas e invisibilizadas. Hay que señalarles sus privilegios, explicarles qué es el patriarcado y el machismo, y cómo las mujeres y las niñas están sometidas en muchos sentidos. Tenemos que mostrarles el mundo como es, y cómo en todos los ámbitos los hombres disfrutan de sus privilegios y cómo esos privilegios hacen que las mujeres estén subordinadas. Siempre adecuando el tono y la explicación.

¿Es importante la corresponsabilidad en casa para empezar?

Es fundamental el ejemplo que demos en casa. Que un niño tenga el referente de un varón como principal cuidador es prioritario para entender que el trabajo de cuidados no es exclusivo de las mujeres. Pero es importante ser conscientes de los detalles, porque a veces creemos que la crianza es conjunta pero no lo es: a veces el padre es el que recoge a la criatura del cole, lo lleva al médico, al parque y juega con él, pero quien verdaderamente organiza todo, se reduce la jornada, corta las uñas, despioja, decide lo que hay que comer o identifica cuándo hay que llevarla al médico es la madre. Los padres tienen que responsabilizarse completamente, y entonces será una verdadera crianza conjunta y un ejemplo real de igualdad.

En tu libro hablas de las habilidades emocionales y de cómo se educa este tipo de cosas, ¿es importante el fomento de la inteligencia emocional para educar en el feminismo?

Es muy importante porque la masculinidad les construye como personas emocionalmente inaccesibles e insensibles: los niños no deben llorar ni mostrar sus emociones. Para los niños y hombres el tema de las emociones, la sensibilidad y los afectos es cosa de chicas. Por eso es fundamental que aprendan empatía, solidaridad, compasión, que aprendan a identificar y gestionar sus emociones.

Muchas gracias Iria, ha sido un placer, aprendo mucho contigo. Quiero terminar como empiezas tu último libro:

Paulo Freire dice:

“La educación no cambia el mundo. Cambia a las personas que van a cambiar el mundo”.

Y yo añado:

“Y las personas que van a cambiar el mundo serán feministas”.

Aprendiendo educación sexual con Andrea Martínez

Andrea Martínez es Psicóloga y Sexóloga. Trabaja como terapeuta ofreciendo terapia psicológica, sexológica y de pareja, y como divulgadora en distintos centros y plataformas para promover la salud psicológica y sexual.
https://andreaylasexologia.wordpress.com/

¿A qué edad es adecuado empezar a hablar de sexo?

Esta duda es muy frecuente, porque muchas madres y padres temen el momento en el que va a llegar la clásica pregunta: “¿De dónde vienen los bebés?”. En realidad, sus preguntas (aunque puedan incomodarnos) pueden ser las mejores oportunidades para hacer educación sexual; y para educar es necesario no mentir. Es evidente que hay ciertos detalles que podemos omitir porque a su edad no sepan comprenderlos, pero debemos buscar adecuar nuestras explicaciones a cada edad; cualquier momento puede ser bueno. Además, debemos tener en cuenta que educar en sexualidad no es sólo hablar de reproducción. Si hacemos esto estaríamos cayendo en el error de equiparar la sexualidad con el coito, cuando en realidad es mucho más que eso. Desde que nacen, niñas y niños tienen su propia vivencia de la sexualidad y están expuestos a estímulos relacionados con ella: por ejemplo, sin darnos cuenta les educamos en determinados roles de género por medio de la ropa que les ponemos, los juguetes, las indicaciones que les damos sobre su comportamiento… y también son testigos de nuestro lenguaje y nuestras muestras afectivas. Podemos aprovechar muchas ocasiones cotidianas no sólo para explicar sino para ver qué ideas se han ido formando (“¿Qué te gusta más?”, “¿Por qué crees que se están dando un beso esos personajes?”, “¿Sabes lo que significa esa palabra?”).

¿La educación sexual es responsabilidad de la familia o de la escuela?

Todas las personas adultas que rodean a nuestras hijas e hijos están “haciendo educación sexual” de manera directa o indirecta. Evidentemente, el mayor peso de la educación recae sobre las familias y el profesorado, por lo que la colaboración es fundamental. Actualmente, muchos centros educativos cuentan con talleres y actividades en materia de educación sexual. Aunque es muy positivo no debemos delegar por completo, ya que que el papel de la familia es importante. También puede ocurrir que algunas familias no estén de acuerdo con el enfoque que se sigue en el colegio o el instituto; ante esta situación debemos preguntarnos ¿De qué les estoy privando? ¿Qué alternativas educativas voy a proporcionarles? El acceso a la educación sexual está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Sexuales aprobada por la Asociación Mundial de Sexología, ya que se ha comprobado que los países y las regiones que no cuentan con programas de educación sexual presentan mayores tasas de embarazos no deseados y conductas de riesgo.

¿Cuál es la mejor manera mantener una conversación sobre sexo?

Primero es importante que revisemos nuestros propios pudores, inseguridades y prejuicios. Es posible que queramos educarles en aceptar su propio cuerpo y que sin embargo sintamos vergüenza de que nos vean sin ropa; puede que deseemos educar en igualdad y que en nuestra familia se nos escapen frases como “Dile a Mamá que te lo limpie” o “¡Ya verás cuando llegue tu padre!”. O también puede ser que desarrollen una identidad o comportamientos que chocan con nuestras expectativas. Es normal que tengamos nuestras dudas y contradicciones, e incluso que no sepamos cómo responder a algunas de sus preguntas. Pero en realidad las dudas nos pueden ayudar a revisarnos y aprender de la mano de nuestros peques. Aunque nos educaron en ciertas ideas sobre los genitales, las relaciones… podemos empezar a desafiarlas explicándoles cómo hay personas que tienen vulva, otras que tienen pene y otras que tienen genitales intermedios (personas intersexuales). O, por ejemplo, preguntas que en personas de nuestra generación pueden estar normalizadas, como “¿Ya te gusta alguna niña/niño?” nos pueden servir para no dar por hecho la heterosexualidad. Hay veces en las que simplemente podemos decirles que no tenemos todas las respuestas, pero podemos buscarlas junto a ellos/as recabando información.

A muchas madres y padres les preocupa lo fácil que es acceder a la pornografía… ¿qué podemos hacer con esto?

No podemos negar la realidad. Por mucho que nos esforcemos en proteger los dispositivos de casa con servicios de control parental, van a topar con el porno más tarde o más temprano (hay datos que estiman que la mayoría tienen su primer contacto con la pornografía entre los 8 y los 10 años). Por eso es positivo hablarles de ello con antelación. Si les comentamos que en algún momento puede que se encuentren imágenes de personas desnudas, teniendo relaciones sexuales… podremos fomentar que lo vean con ojo crítico. Si es algo que castigamos y prohibimos, crearemos un clima de censura y no se sentirán en confianza para poder preguntarnos (y probablemente fomentaremos el atractivo de lo prohibido). En cambio, si toleramos nuestra incomodidad y nos sentamos a hablar del tema, podremos explicarles que la mayor parte de la pornografía es una representación que no se corresponde en absoluto con la realidad; el porno que predomina en Internet presenta con frecuencia dinámicas sexistas, racistas, objetificadoras, violentas… lo más relevante no es si lo consumen o no, sino cómo lo interpretan. Debemos valorar su grado de madurez emocional para explicarles que es “una cosa que algunos mayores ven, pero que a los niños/as no suele interesarles y por eso las imágenes resultan tan impactantes” (en el caso de edades más infantiles) o, si lo ven de adolescentes, que sepan en qué consiste y lo que hay tras esas imágenes.

¿Cómo podemos reaccionar en situaciones incómodas, por ejemplo, al pillar a nuestra/o hija/o masturbándose?

En este “temido momento” tenemos que tener de nuevo en cuenta la edad, aunque siempre deberíamos tener la misma idea de fondo: que nuestras hijas e hijos, aunque sean menores de edad, son personas con derechos; por tanto, tienen derecho a su intimidad. Así, si ocurre en la adolescencia lo más adecuado suele ser simplemente pedir disculpas y dejarle su espacio. No obstante, las niñas y los niños más pequeños también se tocan. A muchas personas adultas esto les incomoda, pero no hay que olvidar que la mente infantil no ve este gesto con una perspectiva como la nuestra; es simplemente una manera de explorar su cuerpo y reconocer las maneras de tocar que les resultan agradables. De nuevo tendríamos que incidir en el tema de la intimidad: podemos explicarles (y digo explicarles, no regañarles) que es normal que les guste hacerlo, pero que es algo que se hace en privado. Y es igual de importante transmitirles que tienen derecho sobre su cuerpo de la misma manera que el resto de personas lo tienen sobre el suyo propio. Por ejemplo, puede que nuestro hijo intente verlos genitales de otro niño o agarre el pecho de una mujer de la familia; en situaciones como estas solemos caer en castigar su conducta o reírnos de lo sucedido, cuando en realidad es una oportunidad para explicar que los demás también tienen sus “zonas íntimas” y que hay que pedir permiso y respetar. A veces les mandamos mensajes contradictorios: por ejemplo, podemos criticar que les guste tocar sus genitales mientras que en otras ocasiones les presionamos para que den besos a otras personas cuando no les apetece. Enfatizar sus derechos sobre el cuerpo es importante para el desarrollo de su sexualidad.

¿Y si nos pillan a nosotros/as en un momento íntimo?

Esta es otra típica situación que resulta incómoda para ambas partes. Puede que parezca raro, pero esa incomodidad puede ser un punto de partida. En lugar de esforzarnos por hacer “como si no hubiera pasado nada”, podemos empezar por sacar ese tema diciendo frases como “Entiendo que te haya podido resultar muy violento… a mí me incomoda también”. A partir de ahí, podemos disculparnos si ha sido por un descuido nuestro y comprometernos a tener más cuidado. Si no, siempre es posible remarcar que, como pareja, también necesitamos nuestra intimidad; así, será posible pactar algunas normas en casa para que todo el mundo pueda disfrutar de su privacidad. Ante cualquiera de estas “conversaciones incómodas” podemos encontrarnos con que no quieran hablar. Antes de presionar, siempre podemos ofrecernos disponibles para cuando quieran hacerlo o buscar el apoyo de otra persona de la familia o de nuestro entorno con quien se sienta más capaz de hablar.

¿Entonces, debemos tener cuidado con nuestras muestras de cariño?

Las personas adultas de su entorno somos el ejemplo más próximo que tienen. Hacer de modelo para que desarrollen unas conductas afectivas sanas puede tener una influencia muy beneficiosa en su desarrollo. Las muestras de cariño físico como los besos o los abrazos no es algo que debamos censurar, pero saber que somos un referente puede servir para que revisemos algunos de nuestros comportamientos. Podemos darnos cuenta de que, en nuestra manera de relacionarnos, ejemplificamos ciertos roles de género o determinadas dinámicas y podemos aprovechar para replantearnos la manera en que nos relacionamos como adultos.

Y cuando son adolescentes… ¿cómo podemos asegurarnos de que se inician en las relaciones sexuales de manera sana?

Está claro que lo que más nos importa es su seguridad, pero debemos tener cuidado con los mensajes alarmistas. Nuestras preocupaciones pueden estar muy sesgadas por el género: es común que las chicas reciban constantemente advertencias y consejos para que “tengan cuidado”, como si sólo pudieran ser víctimas de agresión y no agentes de su propia sexualidad; creo que es conveniente que empecemos a cambiar los “ten cuidado” por “lo importante es que disfrutes con quien te respete” o “no hagas nada que no quieras hacer”. De la misma manera, hay una carencia importante en la educación de los chicos acerca del consentimiento; no olvidemos que ellos también están afectados por el sexismo que persiste en nuestra sociedad, y pueden crearse ideas equivocadas sobre la manera de relacionarse y vivir la sexualidad. La educación sexual de los chicos (especialmente de los chicos heterosexuales) se ha basado casi exclusivamente en que usen el preservativo para no dejar a ninguna chica embarazada. Aunque esto es importante, educarles en el respeto y el consentimiento es algo que no podemos permitirnos pasar por alto. Esto no sólo se aplica a sus relaciones con contacto sexual, sino también al uso de su imagen en mensajes y redes sociales. Los menores (las chicas en mayor medida) son vulnerables a que otras personas usen su imagen sin consentimiento. Debemos transmitirles que nunca deben hacer nada bajo presión, como quitarse la ropa ante alguien que les está grabando, ya que hay personas que pueden querer difundir sus imágenes. En caso de que sean vícitmas de delitos como el grooming y el “porno de venganza” (situaciones en las que una persona obtiene imágenes íntimas para uso personal o para su difusión), nunca debemos echarles la culpa. Sacarse fotos íntimas no es un delito; la coerción y la difusión sí lo son. Por eso es también importante remarcar que, si reciben contenido sexual que pueda ser de este tipo, deben denunciarlo y en ningún caso reenviarlo.

Las madres y padres me preguntan mucho sobre cuál es la edad más adecuada para que sus hijas e hijos pierdan la virginidad. ¿Cómo contestas a esta pregunta?

El concepto de “virginidad” es erróneo en sí mismo. Damos una importancia exagerada a la primera relación coital, cuando en realidad a lo largo de nuestra vida sexual experimentamos muchísimas “primeras veces”. Antes de tener sexo con penetración la mayoría de adolescentes ya realiza otras prácticas sexuales. Por eso es importante promover los métodos de protección y el consentimiento en todas las prácticas sexuales, ya que si no podemos caer en la falsa idea de que unas cuentan más que otras. La edad legal de consentimiento en España es 16 años, pero el grado de madurez varía mucho entre adolescentes. El hecho de que muchos/as menores se inicien a edades más tempranas en algunas prácticas sexuales es mayor motivo para hacer educación sexual desde la infancia. Así que no existe edad idónea pero sí existe la preparación psicológica adecuada.

También me transmiten la duda entre si dejarles mantener relaciones sexuales en la casa familiar o no.

En muchas casas es un tema delicado; hay familias que consideran que dar un espacio íntimo en casa es fomentar el “todo vale”, en otros hogares se considera una “falta de respeto”… La realidad es que, sea en casa o no, van a hacerlo igualmente. Es decisión de los adultos de la casa permitir que haya un espacio para su intimidad en el hogar o no, pero a quien le incomode la idea de que sus hijos/as puedan tener sexo en su habitación deben saber que si no es en su cama las tendrán en un coche, un portal o un descampado. Cada familia debe negociar sus propia normas.