Archivo por meses: agosto 2017

Inteligencia Emocional: Aprendiendo a #etiquetar lo que siento

Solo se puede ver con el corazón; lo esencial permanece invisible a los ojos.”

Antoine de Saint-Exupèry

Si queremos mejorar nuestra Inteligencia Emocional, lo primero y más sencillo que tendremos que hacer, es aprender a poner nombre a lo que sentimos. Para ello podemos desglosar cada emoción en tres elementos: lo que estoy sintiendo físicamente, lo que estoy pensando y lo que estoy haciendo o con ganas de hacer. Cuando me siento confuso o confusa ante mis emociones, me será útil poner atención por separado a cada uno de estos tres elementos para ser capaz de poner la etiqueta correcta a lo que estoy sintiendo.

MIEDO

No puede vivir sin el temor que es la causa de su temor.” Epicuro

Sintiendo: aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, aumento de la sudoración, sequedad de boca, temblor, paro de la digestión (ganas de vomitar, de defecar o de orinar), tensión, etc.

Pensando: “tengo miedo a…”, “tengo miedo de…”, “me asusta…”, “no puedo enfrentarme a…”, “no soy capaz de…”, “no las tengo todas conmigo”, “no tengo valor”, “no estoy preparado/a”, etc. También es muy común intentar no pensar en lo que me da miedo y/o rumiar con argumentos lógicos con la pretensión de que el miedo disminuya.

Haciendo (o con ganas de hacer): huir, evitar, salir corriendo, gritar, quedarme paralizado, conductas que me hagan evitar sentir el miedo (beber, automedicarme,…), etc. Se siente mucha urgencia por llevarlas a cabo.

IRA

“Los privilegios de la ira son: no creer a los amigos, ser súbito en los hechos, tener encendidas las mejillas, aprovecharse presto de las manos, tener desenfrenada la lengua, decir a cada palabra una malicia, enojarse de pequeña ocasión y no admitir ninguna razón”. Plutarco

Sintiendo: aumento de la fuerza física y la energía, tensión muscular. Aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, sensación alterada de la visión, etc.

Pensando: “me ha engañado”, “ellos tienen la culpa y quiero que se sientan culpables por ello”, “me las va a pagar”, “esto es injusto”, “alguien intenta sacarme ventaja”, “lo ha hecho con mala intención”, etc. Todo esto aderezado por todas las palabras malsonantes que podamos imaginar. Pensamiento confuso y con poca perspectiva.

Haciendo: Agredir física o verbalmente (gritar, pegar, insultar, morder, amenazar, negar o quitar algún beneficio, etc.). Agredir de manera indirecta diciéndoselo a terceras personas para que sean ellas las que adopten las medidas agresivas. Dañar algo importante del otro. Agredir de manera desplazada contra objetos u otras personas no involucradas. Las agresiones también pueden ir dirigidas hacia uno mismo. Todo esto se hace o se tiene ganas de hacer con mucha urgencia.

TRISTEZA

“Soy una marioneta rota con los ojos vueltos… hacia dentro.” Anónimo

Sintiendo: pesadez, poca fuerza física, lentitud, cansancio, ahogo, etc.

Pensando: “No estoy bien”, “¿Por qué nunca salen las cosas como yo quiero?”, “Nadie me comprende”, “He decepcionado a algunas personas”, “Soy muy débil”, “Mi vida no va como yo quisiera”, “Me he decepcionado a mí mismo”, “No puedo ponerme en marcha”, “Siento el peso del mundo sobre mis espaldas”, etc.

Haciendo (o con ganas de hacer): Llorar, nada, desaparecer.

Si te ha gustado este post tal vez te interese mi curso online sobre Inteligencia Emocional titulado “Aprendiendo a gestionar mis emociones y las de los demás”. Pinchando aquí puedes consultar toda la información sobre el mismo. ¡Hasta pronto!