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¿Cómo ayudar a superar el miedo?

Fue un gran consejo que un día escuché que le daban a un niño: “siempre tienes que hacer las cosas a las que le tienes miedo.” Ralph Waldo Emerson

Como ya sabemos, lo que tendremos que hacer si queremos alimentar un miedo es evitar lo temido, pedir protección e intentar controlar las reacciones psicofísicas del miedo como el temblor de piernas, la aceleración del latido y de la respiración, la sequedad de boca, etc.

Cuando intentamos ayudar a nuestros hijos e hijas a gestionar su miedo también caemos en estos errores. Solemos pedirles que se tranquilicen y les damos argumentos racionales de por qué no es necesario sentir miedo, lo cual no hace más que empeorar las cosas, porque les resultará imposible tranquilizarse y se pondrán todavía peor aumentando la sensación de incapacidad y el miedo.

Nunca tendremos que subestimar el miedo de otra persona y mucho menos ridiculizarle por sentirlo. Todo lo contrario, tendremos que animarle a exasperar lo temido, que nos cuente todo lo terrible que puede pasar en la situación temida o ante lo temido sin intervenir y sin intentar anular los miedos.

En una segunda fase tendremos que animarle a exponerse progresivamente a lo temido mientras expresa verbalmente lo que teme que suceda y sus peores sensaciones. Mientras se explica y declara su miedo, la atención se desplaza hacia nuestra conversación y se reduce así el impacto de lo temido porque lo hará casi sin pensar. Una vez se haya enfrentado al miedo, la siguiente vez le resultará más sencillo y así sucesivamente (Bartoletti, A. y Valteroni, E., 2015).

Como dice Marisol Ampuria (2010) tendremos que suspender la ayuda para afrontar las situaciones temidas o evitadas. Habrá que renunciar también a tratar de ejercer un control excesivo sobre todas las circunstancias de la vida, con la intención ingenua de poder sentirse seguro. No se debe organizar la vida alrededor del problema ni hablar constantemente del tema o preguntar por él, ni tampoco intentar tranquilizar a la persona ante una situación nueva y desconocida para él o ella.

En los casos en los que ya esté instaurado el círculo vicioso de evitar lo temido y pedir ayuda, aumentando así más el miedo y la incapacidad de la persona, habrá que animarle a buscar la ayuda de un profesional.

Si quieres aprender a gestionar tus emociones como el miedo, la ira y la tristeza y ayudar a los tuyos a conseguirlo te animo a que te matricules en mi curso Online: “Gestionando emociones en familia desde los cimientos”. Comenzamos el 23 de abril.

Puedes hacer tu matrícula en el siguiente link del campus Infosal:

http://infosal.es/courses/gestionando-emociones/

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Curso ONLINE: “Gestionando emociones en familia desde los cimientos”

Nueva fecha para el curso: 23 de abril.

Puedes hacer ya tu matrícula desde la plataforma de Infosal.

El curso, escrito y tutorizado por mí, está pensado para madres y padres que quieran aprender a gestionar sus emociones para poder enseñar desde el ejemplo a sus hijos/as. También es un recurso muy valioso para profesionales de la educación y la salud.

Lo más importante para trabajar la Inteligencia Emocional tanto en el aula como en casa, es ser un buen modelo en el manejo de las emociones”.

La metodología ONLINE del Campus Infosal permite estudiar desde cualquier país, el alumnado marca su ritmo de aprendizaje en función de sus necesidades.

El curso incluye:

  • 1 MES  de acceso al campus (30 horas de formación).
  • Tutoría Personalizada conmigo y acompañamiento en el campus.
  • Material descargable desde la plataforma del campus.
  • Impartición de docencia a través de internet por conexión remota.
  • Ejercicios Prácticos en los que el alumnado trabajara junto conmigo en el foro.
  • Campus abierto 24 horas podrás hacerlo a tu ritmo y desde cualquier lugar.
  • Foro del alumnado.
  • Al finalizar recibirás tu Certificación Acreditativa.

Puedes consultar el contenido del curso y el resto de información en Infosal

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Soluciones que complican las cosas

  1. En relación con otras personas:

2.  En relación conmigo mismo:

(Basado en Fish, Weakland, Watzlawick, Segal, Hoebel y Deardorff, 1975; Fisch y cols., 1983 y Nardone y cols., 1999)
M. Beryebach (2006). 24 ideas para una psicoterapia breve. Editorial Herder. Barcelona.

 

Cómo ayudar a alguien que está triste o deprimido

Sentimos tristeza ante la pérdida de algo que consideramos valioso. Puede tratarse de la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental o un despido. Pero también, surge cuando lo que perdemos es la idea que tenemos de nosotros mismos o de los demás, ya sea por humillaciones, derrotas o decepciones.

Es muy importante comprender que todas las emociones son útiles y necesarias.

La tristeza nos motiva a la no acción. Estamos apáticos, sin ganas de nada. Pero, ¿en qué nos ayuda todo esto? Aunque resulte difícil ver la utilidad de la tristeza, esta tiene una doble función:

  • Por un lado, nos ayuda a adaptarnos a la nueva situación. Nos obliga a parar, para que podamos darnos cuenta de los recursos con los que contamos de ahora en adelante tras la pérdida.
  • Y por otro lado, facilita, a través de la empatía, el apoyo de los demás.Chica triste de espaldas b y n

 Y tú, ¿Qué haces para ayudar a una persona cuando está triste?

Supongo que llevado por el sentido común y la buena intención le intentarás animar, consolar, alegrar. Para ello puedes:

  • Enumerarle una serie de razones por las cuales no debería estar triste: tienes buena salud, hay quien está mucho peor, tienes a gente que te quiere…
  • Darle consejos del tipo, disfruta de la vida, sal a divertirte, disfruta de las pequeñas cosas, tienes que ser fuerte, hazlo por tus hijos, tus padres…
  • Y también, puedes quitarle importancia y relativizar su situación: no te preocupes, no vale la pena, no es para tanto, hay cosas mucho más importantes…

Bueno, pues si es así, NO LO HAGAS.

Todos estos mensajes pueden ser un gesto de solidaridad, amistad y amor, pero si se convierten en una orden,  en una especie de obligación, podrán llevar a la persona a retener, más que a dejar ir, a la tristeza. El mensaje que le transmitimos sería algo así: “No se debe, no puedes, no es normal, no es aceptable estar triste”.

En consecuencia intentará erradicar la tristeza consiguiendo que se intensifique e intentará forzar la alegría haciendo que resulte imposible.

Entonces ya no solo estará triste, sino que también estará triste por estar triste. Lo que en un principio era tan solo una tristeza sana y pasajera se mezcla ahora con sentimientos de fracaso, maldad e ingratitud con respecto  a aquellos que le quieren y se esfuerzan tantísimo por ayudarle.

Ya sabemos que no hacer, pero ¿cómo podemos ayudar?

  • Con la simple presencia: escuchando, abrazando, estando ahí…
  • Aceptando la tristeza de manera natural y haciéndole ver que no es un signo de debilidad.
  • Y si la tristeza se ha enquistado, lo más conveniente será hacerle ver la necesidad de acudir a un especialista.

Entrevista a Mónica Manrique en Ràdio 9-Rtvv: “Una madre se pone en huelga doméstica para que sus hijas ayuden en casa”

Ayer por la tarde se pusieron en contacto conmigo desde Ràdio 9-Rtvv para comentar una noticia en directo:

Una madre se pone en “huelga doméstica” para que sus hijas ayuden en casa.

  • Dejó de poner lavadoras, limpiar platos, recoger toallas o preparar comida para llevar para que las niñas se dieran cuenta de que debían colaborar en las tareas del hogar.
  • Seis días duró el experimento hasta que al final las jóvenes de 13 y 10 años reaccionaron.

 

La iniciativa de la madre me parece buenísima, no podemos pretender que las cosas cambien haciendo siempre lo mismo.

Esta madre, con su huelga, ha movilizado la motivación intrínseca de sus hijas. La motivación por limpiar y recoger ha salido de ellas mismas, cuando han visto la necesidad de hacerlo. Motivar con premios y castigos solo resulta eficaz cuando el adulto está delante, y a veces ni eso.

Es peligroso sobreproteger a los hijos haciendo las cosas por ellos, porque les impedimos que desarrollen sus recursos y capacidades.

Antes de llevar a cabo una empresa como esta, es conveniente medir bien las fuerzas. Porque una vez que empiezas hay que ir hasta el final.

Esta madre con su esfuerzo ha hecho mucho por sus hijas.

Puedes escuchar la entrevista pinchando aquí a partir del minuto 37 y 37 segundos.