Desde el punto de vista fisiológico, el bebé humano es aún una parte importante del cuerpo de la madre.
- Depende de la leche de la madre para alimentarse,
- y también depende de ella para regular su frecuencia cardíaca y su tensión arterial, así como para su defensa inmunitaria.
- El contacto físico con la madre regula la actividad muscular del niño y también el nivel hormonal.
- El cuerpo de la madre lo mantiene caliente y, además,
- acariciándole y dándole el alimento, la madre hace que disminuyan las hormonas del estrés del bebé.
Esta regulación fisiológica básica hace que el bebé se mantenga con vida.
Lo más difícil de los bebés es que necesitan ser cuidados de manera casi continua durante meses.
- Cusk (novelista): “Esta tarea constituye una especie de servidumbre, una esclavitud de la cuál uno no puede escaparse”.
Los bebés necesitan que la persona que los cuide se identifique con ellos de tal manera que sienta como propias las necesidades de ellos; puede decirse que el bebé es, todavía, como una extensión de dicha persona desde el punto de vista fisiológico y psicológico.
La primera función reguladora entre madre y bebé tiene lugar a nivel no verbal. La madre la lleva a cabo, principalmente, con su rostro, su tono de voz y sus caricias.
Cuando el bebé llora desconsoladamente y está sobreexcitado, la madre lo tranquiliza sumergiéndose en el estado de ánimo del bebé con una voz sólida y que contenga alguna de las características de la voz del bebé para identificarse con él y, a continuación, bajando gradualmente la voz, logra que el bebé se vaya calmando poco a poco. Otra manera de tranquilizar a un bebé excitado es cogerlo en brazos y mecerlo.
Los progenitores que no pueden identificarse con el bebé debido a sus limitaciones para darse cuenta de sus propios sentimientos y poderlos regular, tienden a perpetuar este problema de regulación de los sentimientos, ya que el bebé adopta el mismo modelo del progenitor.
- En este sentido el bebé no podrá aprender a controlar sus estados de ánimo y hacer que vuelvan a su nivel normal si no lo aprende, desde el comienzo, a través de los padres.
- Incluso puede ocurrir que vaya creciendo con la convicción de que los sentimientos son innecesarios ya que los padres no se dan cuenta de ellos o no les interesan.
Los bebés son muy sensibles a este tipo de mensajes implícitos y, al comienzo de sus vidas, responden más a lo que los padres hacen y no tanto a lo que dicen o piensan que hacen.
Pero si los padres están en contacto con los estados de ánimo del bebé y responden a ellos sin tardanza, y se restaura en el bebé el sentimiento de bienestar, esta dinámica hace que los sentimientos puedan surgir y que el bebé se dé cuenta de ellos.
Para que los modelos de funcionamiento comiencen a emerger es esencial que los cuidadores respondan a los estados del bebé de manera predecible.
- Por ejemplo, el bebé puede darse cuenta de que “cuando lloro, mamá siempre me coge en brazos suavemente”, o “cuando coge su abrigo, pronto siento el olor del aire fresco”.
- Daniel Stern (1985) los denomina: “representaciones de interacción que se han generalizado” (RIGs)
- John Bowlby (1969) se refiere a ellos como “modelos de funcionamiento interno”.Wilma Bucci (1997) habla de “esquemas emocionales”.
- Robert Clyman (1991) les da el nombre de “memoria de procedimiento”.
Todos están de acuerdo en que las expectativas respecto a las otras personas y a cómo ser comportarán, se inscribe en una zona de nuestro cerebro durante la infancia, fuera de la conciencia, y que se hallan en la base de nuestra conducta relacional a lo largo de la vida.
Los progenitores han de llevar a cabo, realmente, el papel de “entrenador emocional”.
( Fragmento extraido de: Gerhardt, S.; (2004). El amor maternal: La influencia del afecto en el desarrollo mental y emocional del bebé. Barcelona: Editorial Albesa, S. L.)