Archivo de la etiqueta: Pautas educativas

Los secretos de una buena escucha

ciervo escuchandoEscuchamos de forma activa cuando estamos atentos a todo el proceso de comunicación; es decir, además de escuchar el mensaje verbal, observaremos y analizaremos con detenimiento toda la comunicación no verbal. Pero muchas veces, no será suficiente con entender lo que nos dicen, y tendremos que dar señales inequívocas de que estamos escuchando.

Y, ¿cómo transmitimos a nivel no verbal que estamos escuchando?

  • Es fundamental mirar directamente a los ojos, pero sin intimidar.
  • Podemos acercarnos físicamente, con la postura un poco inclinada hacia nuestro interlocutor y asentir con la cabeza.
  • Nuestra expresión facial será de atención y sintonizaremos con la emoción que está sintiendo la otra persona.
  • Es muy importante sonreír, siempre que sea oportuno, ya que la sonrisa es muy útil para eliminar barreras y hacer que la otra persona se sienta bien.

También podemos transmitir que estamos escuchando utilizando la comunicación verbal. Para ello:

  • Emitiremos  palabras o murmullos que demuestren nuestra atención, como por ejemplo: “si”, “claro”, “lógico”, “desde luego”.
  • Conviene, también, hacer preguntas aclaratorias para recabar más información y demostrar nuestro interés. Podremos preguntar: ¿tú crees?, ¿cómo fue exactamente?, ¿qué pasó?
  • Finalmente podremos resumir o parafrasear lo que el otro ha dicho para comprobar que le hemos entendido correctamente.

Hacer una buena escucha, aunque a simple vista pueda parecer sencillo, entraña cierta dificultad y necesita mucha práctica.

  • Debemos tener especial cuidado de no interrumpir, hablar de uno mismo o cambiar de tema mientras escuchamos. Muchas veces, en lugar de escuchar, lo que hacemos es pensar en qué vamos a decir a continuación.
  • Evita, también, dar un consejo antes de tiempo, tranquilizar al otro o quietarle importancia a lo que nos está contando. Esto lo solemos hacer con la mejor intención y pensamos que estamos ayudando a nuestro interlocutor, pero no es así. Lo que conseguimos es que la otra persona se sienta incomprendida.
  • Otro error muy común a la hora de escuchar es fingir que hemos comprendido cuando no es así y esto solo entorpece la comunicación.

No debemos olvidar que la escucha es una herramienta fundamental para la resolución de conflictos.

Cómo manejar la rabia, la ira y el enfado

¿QUÉ ES?

  • Cuando algo se interpone entre nosotros y nuestros objetivos o estamos ante un hecho que nos resulta injusto sentimos rabia, ira o enfado.
  • Se manifiesta de forma violenta. Cuando más lo pensamos más nos enfadamos.
  • Nos avisa de que algo debe cambiar. Nos motiva para detener aquello que causa malestar. También puede ser contra nosotros mismos.
  • Disminuye el miedo y nos aporta energía para la acción.

QUÉ NO HAY QUE HACER CON NUESTRA RABIA, IRA O ENFADO

  • Nunca responderemos con la misma moneda (la ira provoca más ira y cierra las posibilidades de comunicación).
  • Cuidado con el desahogo gratuito, el maltrato psicológico o físico, las humillaciones, los insultos. Las consecuencias son muy graves para la autoestima y su motivación además les sirve de modelo a la hora de resolver problemas.

QUÉ DEBEMOS HACER CON NUESTRA RABIA, IRA O ENFADO

  • Tenemos derecho a estar enfadados y sobre todo cuando hay un motivo. La intensidad debe estar ajustada a la situación y hay que controlar la agresividad.
  • Debemos resolver los problemas cuando estemos tranquilos y esté tranquilo el otro para evitar la escalada de violencia.
  • Somos un modelo para ellos. Tenemos que aprender a expresarla de manera adecuada

QUÉ NO HAY QUE HACER CON LA DE NUESTROS HIJOS

  • Ceder a los deseos del niño después de un episodio de rabieta descontrolada porque reforzará esa manera de comportarse.
  • No es aconsejable satisfacer todos los deseos del niño.
  • No alimentar deseos que difícilmente pueden conseguirse.
  • No se deben pasar por alto las agresiones tanto verbales como no verbales a otros niños o adultos.

QUÉ DEBEMOS HACER CON LA DE NUESTROS HIJOS

  • El niño debe experimentar la frustración porque no podrá conseguir todos tus deseos ni controlarlo todo a lo largo de su vida. Más resistencia a la frustración-menos rabia
  • Darles alternativas para actuar: pedir ayuda, expresar verbalmente el malestar, distraerse, evitar determinadas situaciones.
  • Si el niño es pequeño usaremos el tiempo fuera: le retiraremos de la escena de juego después de mostrar nuestro disgusto. Si el niño es mayor tenemos que dialogar con él.
  • Empatizar con la emoción aunque no con los hechos.

La culpa y la vergüenza: qué son y cómo actuar ante ellas

¿QUÉ ES?

  • La culpabilidad es la conciencia de las consecuencias negativas de nuestros actos.
  • Nos sirve para reparar el daño, hacer algo positivo por la persona a la que hemos perjudicado.
  • La vergüenza es la emoción que experimentamos cuando hacemos algo mal o nos sentimos humillados delante de los demás.
  • Puede ser adaptativa ante comportamientos inadecuados desde un punto de vista social.
  • En exceso es bastante destructiva y fomenta las conductas de evitación e inhibición, el resentimiento y la agresión.
  • Si está muy extendida es signo de baja autoestima. Se siente vergüenChica con cinta en los ojosza cuando nos estimamos inferiores en algún aspecto personal al resto de las personas lo que implica una evitación de mostrar tal aspecto ante los demás por el temor a se juzgados negativamente y ser rechazado.
  • Las dos generan mucha ansiedad.

¿QUÉ NO HAY QUE HACER?

  • Nunca podemos responsabilizar a los niños ante situaciones de las que no sean responsables o escapen de su control. (Cuidado con el chantaje emocional). Esto provocaría un desasosiego incurable ya que no pueden reparar el daño y crearían niños ansiosos.
  • Responsabilizar o culpabilizar no es avergonzar. No debemos humillar o desvalorar a nuestros hijos. Puesto que avergonzar es una manera de cuestionar al niño y no su conducta.

¿QUÉ HAY QUE HACER?

  • Responsabilizar a los niños por el daño que hayan causado cuando esta bajo su control.
  • Ir aumentando la responsabilidad conforme el niño va haciéndose mayor.
  • Es importante expresar orgullo por los éxitos de nuestros hijos, valorar los errores como algo normal, reconocer su derecho a no saber, a ser diferente y a no gustar a todos.

Los celos

¿QUÉ SON?

  • Se presentan cuando hay un conflicto para recibir atención.
  • Nos sirve para aprender a tolerar no ser el centro de atención y compartir afecto.

¿QUÉ NO HAY QUE HACER?

  • Evitar las comparaciones entre hermanos.
  • Evitar las culpabilizaciones con respecto al otro.
  • Evitar las responsabilidades exigentes con respecto al otro.

¿QUÉ HAY QUE HACER?ninas entre arboles

  • La empatía con los celos es muy importante. Tenemos que recoger y comprender los sentimientos negativos hacia el otro.
  • Hay que mostrar atención al niño y dedicarle momentos en exclusividad.
  • Debemos propiciar ocasiones para que el niño colabore con el otro.

 

Qué es el miedo y cómo manejarlo

¿QUÉ ES EL MIEDO?

  • El miedo  en una emoción que se siente ante un peligro real o imaginado.
  • Nos ayuda a protegernos de los peligros y facilita que evitemos o escapemos de las situaciones amenazantes.
    • El miedo moviliza los recursos necesarios para la respuesta de ataque o huida, sin embargo, si la reacción es excesiva la eficacia disminuye y se producen una respuesta de parálisis o inmovilidad.

 

¿QUÉ NO HAleonY QUE HACER?

  • Exponer a los niños a imágenes terroríficas, violentas o de situaciones peligrosas.
  • No ridiculizarles cuando sienten miedo.
  • Nunca amenazar con el abandono o asustar gratuitamente al niño.

¿QUÉ HAY QUE HACER?

  • Empatizar con el miedo.
  • Tienen que sentirse protegidos.
  • Acompañarles en el enfrentamiento con alguna situación difícil que les provoque miedo y hacerlo gradual para el niño.
  • La relajación y la distracción, entretenerles les ayuda.
  • Dejar que los niños pasen por las diferentes experiencias vitales sin sobreprotegerles.
  • Las situaciones realmente peligrosas deben ser prohibidas.
  • Jugar a sentir y vencer el miedo o leerles cuentos con final feliz. Enseñarles a distinguir la realidad de la ficción.

 

¿Cómo manejar la tristeza de nuestr@s hij@s?

¿QUÉ ES LA TRISTEZA?

 

  • Es el sentimiento de la perdida.
  • Implica apatía, inactividad, desmotivación, angustia, problemas de apetito y de sueño.
  • La tristeza suele desencadenarse por la pérdida de algo que se valora como importante: un ser querido, la salud, bienes, etc.
  • Podemos valorar como pérdidas una separación, una enfermedad grave, un fracaso, la perdida del trabajo…
  • Es más un estado de ánimo que una reacción emocional aguda.nina blanco y negro mirando al suelo
  • La tristeza es una emoción que suele estar centrada en el pasado.
  • La tristeza es una emoción que:
    • No suele predisponer a emprender ningún tipo de acción,
    • La reducción de la actividad es su característica principal,
    • Esta tendría una función adaptativa de conservación.
  • La tristeza actúa como una llamada de ayuda; se propone captar la atención de los demás. La cohesión social y el sentimiento de pertenencia a un grupo son formas de afrontar la tristeza.
  • El consuelo de la tristeza reduce el miedo al futuro sin el bien perdido.

¿QUÉ HAY QUE HACER?

 

  • La tristeza es una emoción adecuada en la mayoría de las ocasiones, por lo que tendríamos que aprender a aceptarla en nosotros mismos y en los demás. El problema surge cuando se alargan más de lo razonable.
    • Debemos facilitar la expresión de tristeza y ser modelo de ello.
    • Debemos ser modelo de maneras de resolver la tristeza. Por ejemplo haciendo algo distraído y agradable.
    • Si la tristeza de los padres es patológica (depresión) se debe poner remedio cuanto antes ya que afectará a los hijos creándoles inseguridad, miedo y sentimientos de culpa.
  • La pérdida de una figura de apego provoca una tristeza más permanente: la exposición a la realidad ajustándose al lenguaje del niño, el permiso a llorar y expresar tristeza, mantener en la memoria los recuerdos del ser querido, hablar de la muerte como la continuación de la vida y proporcionar apoyo y consuelo incondicional son bases esenciales para superarlo.
  • La separación de los padres debe tratarse con sinceridad, informando a los hijos las veces que sea necesario y describiendo lo que va a significar en sus vidas dejando claro que los padres nunca se separarán de los hijos y que no perderán el contacto con ellos.
    • Tratar al otro progenitor con respeto y no hablar mal de él.
    • Nunca usar al niño como intermediario.
    • En la medida de lo posible hay que evitar cambios radicales en la vida y costumbres de los niños.
  • Es imprescindible el amor, el consuelo y la atención expresada de forma proporcional al motivo de la tristeza.

Las emociones: qué son y cómo expresarlas

Las emociones

  • Son guía y motor del comportamiento del  comportamiento,
  • Dan valor a las situaciones (diferenciando lo que es importante, de lo que no lo es).
  • Son la “brújula” de la vida.
  • También nos sirven para comunicarnos y establecer vínculos afectivos.
  • Todas, en su justa medida, son necesarias y útiles, aunque algunas nos resulten desagradables. Todas han aportado algo a nuetra supevivencia como especie.

Cómo expresar las emociones:

  • Debemos ser concretos al expresar lo que sentimos.mascaras
  • Utilizar un volumen y tono de voz ajustado al valor de la situación. Recordando que el propio estrés puede amplificar y distorsionar el valor de muchas conductas de los hijos.
  • Tenemos que ser consistentes a lo largo del tiempo. Recordando que muchos comportamientos que nos fastidian están en evolución.
  • Expresar nuestro cariño y amor hacia nuestros hijos.
  • Utilizar el contacto físico para expresar afecto, alegría o consuelo.

Las consecuencias de perder el control

cara de hombre echando humoEs importante limitar al máximo los conflictos familiares -entre los padres, entre los hijos y entre padres e hijos-, tanto en intensidad como en frecuencia. Si son persistentes o muy intensos, pueden afectar de manera negativa a la calidad de las relaciones familiares. Si cuando discutimos con los hijos o con la pareja, nos dejamos llevar por la ira, sucede que:

  • En vez de centrar la atención en el otro sobre la conducta que nos molesta o preocupa, contribuiremos a hacer que se inhiba (aguantar el chaparrón) o que fije la atención en nuestros insultos, reproches, amenazas…
  • Nuestro hijo o nuestra pareja estará también disgustado, y quizás reaccione con provocaciones verbales (“Así que piensas eso de mí; pues me voy a marchar de casa”, “A ver si tienes narices”) o no verbales (se marcha dando un portazo).
  • Eso nos generará más irritación, y quizás castiguemos a nuestro hijo o dejemos explotar nuestra rabia con él (gritando por la escalera que no hace falta que vuelva, tirando algo contra la puerta…) También puede ser que no hagamos nada, y nos limitemos a acumular rabia.
  • Entonces, tanto nosotros como nuestros hijos acumularemos rabia y nos distanciaremos los unos de los otros. Si eso pasa a menudo y/o las discusiones son muy intensas, sucede que:

– Los vínculos familiares se debilitan.

– La comunicación se deteriora.

– Dejamos de ser referentes para nuestros hijos (¿quién quiere parecerse a alguien o cooperar con alguien con quien no tiene un buen vínculo?).

– Perderemos la capacidad de influencia y de acompañamiento sobre nuestros hijos cuando estos tengan problemas.

Texto cedido por el IMFEF.


11 pautas infalibles para fomentar la autoestima en los niños y los adolescentes

nina con confeti 11. Elogiar.

  • Los elogios deben ser concretos, sinceros y en el mismo momento en el que el niño haga algo bien.
  • Lo que importa es que los padres se concentren en las cosas positivas que hacen sus hijos, no en las cosas negativas.
  • Se debe reforzar más el esfuerzo que el resultado final.
  • Es mejor utilizar mensajes yo.
    • “Has hecho un dibujo muy bonito.”
    • “Me encanta tu dibujo.”

2. No pedir perfección.

  • Nadie es perfecto, y los padres no deberían esperar que sus hijos lo sean.
  • Los niños necesitan saber que sus padres los aceptarán tal y como son, con fallos y todo.

3.Escucharles y responderles.

4. Proporcionarles normas claras que sean estables en el tiempo y coherentes.

5. Se debe criticar la conducta, no al niño.

  • “Eres un inútil”.
  • “Esto que has hecho no está bien.”
  • Además es necesario enseñarles una manera alternativa de hacer las cosas.
    • “No empujes la comida con el dedo.”
    • “Empuja la comida con el pan.”

6. Tratar a sus hijos con respeto. Muchas veces tratamos con más respeto a las personas desconocidas que a los que tenemos más cerca, entre ellos, nuestros hijos.

7. Estimularles a que tomen decisiones por sí mismos.

8. Darles responsabilidades en función de su edad.

9. Darles la oportunidad de resolver problemas y de fracasar.

10. Fomentar sus intereses y habilidades.

11. Ser un bueno modelo en la gestión de emociones y enseñarles a gestionar las suyas. Este es un punto importante y difícil. Si eres madre/padre o profesional de la educación tal vez te interese el curso Inteligencia Emocional que imparto online. Puedes obtener información aquí:

“Aprendiendo a gestionar mis emociones y las de los demás” RESERVA YA TU PLAZA

¿Qué NO debemos hacer si queremos fortalecer la autoestima de nuestr@s hij@s?

  • nina con serpentinaGeneralizar: siempre, nunca, todo, nada, jamás…
  • Etiquetar: “que torpe eres” “inútil” “desastre”. Actúa como una profecía autocumplida.
  • Lenguaje peyorativo: ironías, ridiculizaciones y humillaciones.
    • “Cállate, eres el último mono de esta casa.”
    • “Eres igual de cabezota que tu madre.”
  • Atención selectiva a lo negativo: fijarnos sólo en lo que ha hecho mal.
  • Amenazar: “como no recojas se lo digo a tu padre”, es diferente a las normas.
  • Chantaje emocional: “Así quieres a tu madre…con lo que yo he sacrificado por ti” Esto les hace sentir culpables. No les podemos responsabilizar de nuestras emociones.
  • Anticipaciones negativas: ir de adivinos. “Ya sabía yo que esto tenía que pasar” “Seguro que suspendes”.
  • Catastrofismo: “Algún día tenemos un disgusto” Les hace sentir que no confiamos en ellos y les transmitimos miedos e inseguridades.
  • No sobreproteger y no dejarles actuar solos. Los niños necesitan más tiempo que nosotros para hacer las cosas. Muchas veces los padres caen en el error de decirles constantemente cómo deben actuar y están pendientes para corregirles sin darles tiempo para que ellos solucionen sus tareas.
  • Compararles con sus hermanos o con otros niños. El niño pensará que le quieren más a su hermano porque es mejor. Esto aumenta los celos.
    • “Eres un patoso. ¿No puedes subir la escalera como tu hermano? ¿No ves que él no se cae?”
    • Será mejor decirle: “Ayer te agarraste a la barandilla y no tropezaste. ¿Por qué no lo haces así hoy”.
  • Indiferencia. Si se habla del niño a otras personas, conviene implicarle en la conversación para que no se sienta ignorado y sepa que su opinión sobre si mismo también interesa.
  • Exigirle demasiado para su edad. Si le exigimos más de lo que puede hacer, probablemente se desanimará.
  • No presionarles para que se muestren como no son:
    • “Cuando vayas al colegio no digas… ni hagas…”
    • “No pongas esa cara que van a pensar que eres tonto.