El juego no es la actividad en sí misma, sino que lo define la actitud del sujeto frente a esa actividad. Es una actividad placentera, voluntaria y libremente elegida. Se caracteriza por ser una finalidad en sí mismo, intrínseca, es una actividad autotélica. El juego es acción e implica participación activa, también es repetición. Es una actividad que puede requerir esfuerzo ya que a veces el juego puede suponer superar retos y dificultades.
No debemos olvidar que el juego es una actividad creadora y que por otro lado es oposición con la función de lo real. Jugando todo es “como si”, no existe ridículo y se supera fácilmente lo prohibido; el error no conduce al castigo. Cualquiera tiene la opción de rectificar y aprender porque “sólo se está jugando”.
Características compartidas por la mayoría de los estudios actuales sobre el juego son:
- Es una actividad placentera.
- El juego debe ser libre, espontáneo y totalmente voluntario.
- Tiene un fin en sí mismo.
- Se desarrolla en una realidad ficticia.
- Todos los juegos tienen una limitación espacial y temporal.
- El juego implica actividad.
- El juego es una actividad propia de la infancia.
- El juego es algo innato.
- A través del juego el niño muestra en qué etapa evolutiva se encuentra.
- Permite al niño afirmarse.
- Favorece su proceso socializador.
- El juego cumple una función compensadora de desigualdades, integradora y rehabilitadora.
- En el juego el material no es imprescindible.
Virginia Romero, Montse Gómez. “Metodología del Juego”. Editorial Altamar, Barcelona. 2003.