Actualmente, algunos padres creen que no pueden hacer nada a la hora de educar a los adolescentes, se limitan a mantenerlos (alimentación, vivienda y ropa) además de mucho ocio y una escuela, en la que en ocasiones, se le pide que eduquen a sus hijos.
A veces se actúa así no por dejadez, sino porque los padres se encuentran desorientados, desmotivados, desbordados y sin habilidades específicas. Algunos de los factores e ideas que dificultan el ejercicio de la autoridad son:
- Las modificaciones en los roles de padre y madre. A veces se generan involuntariamente vacíos de poder.
- Influencias mediáticas y presiones sociales o grupales (televisión, amigos, grupos, mensajes sociales confusos, etc.)
- El poco tiempo que tenemos para compartir, educar y relacionarse, al que obliga el tipo de vida que se lleva en la actualidad.
- Los sentimientos de culpa de los padres y madres trabajadores, al tener que compartir difícilmente trabajo y familia.
- La identificación de la autoridad con el autoritarismo, que nos aleja de todo lo relacionado con el concepto de disciplina, al igualarlo al de humillación.
- La idea de ser unos padres perfectos, que hace asumir más el papel de amigo de mis hijos, que el de referente adulto.
- El miedo a que la práctica de la autoridad le haga infeliz, le provoque traumas, hace que se le permita todo.
- La modificación de los sistemas de valores en la sociedad actual, donde el mayor valor es ser joven, menoscabándose otros como el respeto al adulto, el valor de la madurez o los criterios que dan la experiencia.
- El desfase entre unos valores de necesidad de subsistencia y la situación actual de superabundancia, en las dos generaciones que están involucradas en la educación.
Texto cedido por el IMFEF.