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Cómo motivar a nuestros hijos para el estudio

libroLa motivación de nuestros hijos por el trabajo escolar es clave en su rendimiento y felicidad en el colegio. Los profesores prefieren alumnos motivados que alumnos inteligentes y los padres podemos hacer mucho para que esto suceda.

Un niño está motivado para estudiar, cuando le interesa el tema y se siente competente para aprender. No menos importante es tener un proyecto personal que dé sentido a los nuevos aprendizajes y contar con la ayuda de profesores y compañeros. Pero, ¿cómo podemos los padres favorecer que se den estas cinco condiciones?

Para que tenga más interés por los temas que se trabajan en clase:

  • Pregúntale por lo que ha aprendido en el colegio.
  • Habla con él de asuntos interesantes: noticias, descubrimientos, documentales, etc.
  • Explícale por qué te interesa alguna cuestión.
  • Haz que utilice, recuerde y relacione lo aprendido en clase con situaciones del día a día.
  • Planea actividades con motivo de la materia que esté estudiando. Por ejemplo: exposiciones, teatro, museos, compra de libros, excursiones, etc.
  • Cuando le veas poco atraído por una actividad o tema, hazle preguntas para que lo relacione con algo que sí le interese.

 Para que se sienta más competente para aprender:

  • Ayúdale en los trabajos que realiza en casa. Por ejemplo: diciéndole frases de apoyo, haciéndole preguntas para que piense, revisando y ampliando sus ideas, centrando su atención, corrigiendo errores, haciendo que siga un orden, etc.
  • Siempre que sea posible, haz que él busque la respuesta en lugar de dársela.
  • Transmítele tu confianza en sus posibilidades.
  • Valórale, en público y en privado, el esfuerzo, cuando mejora sus resultados pero también cuando se equivoca.
  • Si no te sale bien algo que estás haciendo, que tu hijo te oiga decir frases como: ¿en qué me he equivocado?, ¿de qué otra forma puedo intentar resolverlo?, etc.
  •  Anímale a perseverar si ves que quiere abandonar un reto.
  • Cuando le veas agobiado por la dificultad de una tarea, dile que divida el trabajo en partes y empiece por algo concreto y fácil.
  • Ante un trabajo pesado, proponle que cuando termine, se recompense con algo que le guste.

 Para que tenga un proyecto personal:

  • Ayúdale a organizar en casa un espacio y unos tiempos concretos para trabajar, jugar, ver la televisión, etc.
  • Anímale a personalizar los juegos o trabajos: cambiando el final de un cuento, ampliando la información del libro, haciendo un juicio crítico, realizando un mapa conceptual, etc.
  • Háblale sobre el futuro y ayúdale a que trace algún pequeño proyecto.
  • Favorece que haga colecciones o que tenga cualquier otra afición que le supongan trabajo, esfuerzo y perseverancia.
  • Lee en su presencia.
  •  Cuenta con él para tomar decisiones: ¿adónde ir?, ¿qué libro comprar?, etc.
  • Coméntale lo importante que es aprender para conocer y disfrutar de la vida.

 Para favorecer que cuente con la ayuda del profesor:

  • Habla bien de sus profesores.
  • Colabora, coopera y acepta con agrado las demandas que te puedan hacer.
  • Asiste a las  reuniones que convocan y pide entrevistas con ellos.
  • Enseña y controla que tu hijo salude, pida las cosas “por favor”, dé las “gracias”, sea amable, espere su turno, etc.
  • Si se queja de algún comportamiento de su profesor, anímale a resolver sus diferencias.
  • Procura que te vea solicitar una información, pedir una aclaración o reclamar un derecho, de forma decidida, clara y respetuosa.

 Para favorecer que cuente con la ayuda de los compañeros:

  • Promueve que trabaje con compañeros fuera de clase y que tenga relaciones de amistad con ellos.
  • Enseña a tu hijo a comprender lo que ve, piensa y siente la otra persona, para resolver una pelea, trabajar en equipo y ayudar a los demás.
  • Queda también tú con amigos para ayudar o que te ayuden a hacer algún trabajo.
  • Procura que tu hijo te vea resolver los conflictos y las situaciones tensas de forma constructiva.
Escaño, J.; Gil De La Serna, M. (2000). “¿Favorecemos que nuestros hijos estén motivados por el trabajo del colegio? Cuestionario para padres y madres”.  Aula  de innovacióneducativa  nº  95,  pp.6  –  8.

Entrevista a Mónica Manrique en Ràdio 9-Rtvv: “Una madre se pone en huelga doméstica para que sus hijas ayuden en casa”

Ayer por la tarde se pusieron en contacto conmigo desde Ràdio 9-Rtvv para comentar una noticia en directo:

Una madre se pone en “huelga doméstica” para que sus hijas ayuden en casa.

  • Dejó de poner lavadoras, limpiar platos, recoger toallas o preparar comida para llevar para que las niñas se dieran cuenta de que debían colaborar en las tareas del hogar.
  • Seis días duró el experimento hasta que al final las jóvenes de 13 y 10 años reaccionaron.

 

La iniciativa de la madre me parece buenísima, no podemos pretender que las cosas cambien haciendo siempre lo mismo.

Esta madre, con su huelga, ha movilizado la motivación intrínseca de sus hijas. La motivación por limpiar y recoger ha salido de ellas mismas, cuando han visto la necesidad de hacerlo. Motivar con premios y castigos solo resulta eficaz cuando el adulto está delante, y a veces ni eso.

Es peligroso sobreproteger a los hijos haciendo las cosas por ellos, porque les impedimos que desarrollen sus recursos y capacidades.

Antes de llevar a cabo una empresa como esta, es conveniente medir bien las fuerzas. Porque una vez que empiezas hay que ir hasta el final.

Esta madre con su esfuerzo ha hecho mucho por sus hijas.

Puedes escuchar la entrevista pinchando aquí a partir del minuto 37 y 37 segundos.

Cuento de los tres picapedreros

claustro monasterioEn un día de mucho calor tres picapedreros se encuentran rompiendo piedras en una cantera. Los tres están ensimismados en la misma tarea, pero descargan con diferentes intensidades el  peso de la maza y el punzón sobre las rocas. Las expresiones de sus rostros manifiestan distintos grados de concentración en su trabajo. Un observador que se hallaba recorriendo el lugar – atento de la situación –  supuso que todos eran empleados y que poseían una misma finalidad, pero la diferente actitud de cada uno lo confundía. Pensó que tal diferencia se debe a las distintas reacciones ante el calor. Decide, entonces, romper su curiosidad abandonando su supuesto, acercarse y preguntarle a cada picapedrero para qué o por qué pica las piedras.

Se acerca al primero, que con su rostro tenso y aburrido descarga su maza con violencia y desgana. Frente a su pregunta contesta: “Pico piedras porque cometí un delito y estoy condenado a trabajos forzados durante treinta años”. El segundo, más activo en sus movimientos, con un rostro que mostraba visibles signos de agotamiento, responde: “Pico piedras durante muchas horas porque necesito ganar dinero y alimentar a mi familia y cuantas más horas trabajo, más dinero llevaré a mi casa”. El tercero, concentrado, ávido en su tarea y con un deje de satisfacción en cada golpe, le responde: “Pico piedras porque formarán parte de una de las esculturas que adornarán la catedral principal de la ciudad”.

(Desconozco quién es el autor)