En muchas ocasiones, un NO, es la forma de manifestar nuestro criterio y defender nuestra postura. Cuando queremos decir NO, y lo decimos sin sentir culpa, ganamos en seguridad y autoestima.
Tenemos que ser capaces de decir NO de manera clara e inequívoca, pero procurando que el otro no se sienta ofendido.
A la hora de decir NO iremos a grano. Podremos dar razones, pero nunca, excusas ni justificaciones.
Existen diversas técnicas para decir NO, pero una de las más eficaces, cuando el otro se pone muy insistente y nos provoca, es la Técnica del banco de niebla o “claudicación simulada”.
Se trata de responder de manera vaga, “sin entrar al trapo” cuando nos atacan, chantajean o insisten en exceso. Para ello, damos al otro la parte de razón que pueda tener, pero no cambiamos de opinión. Parecerá que estamos cediendo terreno, pero sin cederlo realmente, ya que, en el fondo, se deja claro que no se va a cambiar de opinión.
- Una, convenir con la verdad reconociendo lo que nos plantean (tienes razón, es cierto, es verdad que…).
- Y otra sería, convenir con la posibilidad (es posible, puede que tengas razón, a lo mejor…).
Por ejemplo si nuestra hija nos pide un móvil de manera insistente, e incluso nos ataca diciendo, por ejemplo, que somos unos egoístas, podremos:
- Convenir con la verdad diciéndole: “Si, somos unos egoístas, pero de momento nos parece un gasto innecesario que tengas móvil.”
- Convenir con la posibilidad: “Si, puede que seamos unos egoístas”.
Este mensaje verbal, para ser efectivo, tiene que ir acompañado de un lenguaje no verbal que transmita seguridad y contundencia sin llegar a ser agresivo. Que diga algo así como:”Por mucho que insistas no voy a cambiar de opinión, esta es mi última palabra.”
No podemos olvidar que el peor NO es el que no hemos sido capaces de decir por miedo, culpa o indecisión, es el que se queda dentro de nosotros mermando nuestra autoestima y haciendo que acumulemos rencor y resentimiento.