“Las mentiras más crueles son dichas en silencio.” Robert Louis Stevenson
Algunos actores, para conseguir transmitir una “autentica” emoción utilizan el
método Stanislavski. El método consiste en evocar vivencias emocionales propias para
dejar actuar a la musculatura facial de manera espontánea. Esto es posible porque la
musculatura facial está directamente conectada con las áreas del cerebro que procesan
las emociones. Podríamos decir que se trata de un método que va de adentro hacia
afuera.
Acabamos de ver cómo nos pueden engañar pero, ¿cómo podemos evitar que nos
mientan? Parece que las expresiones falsas o forzadas se pueden identificar cuando
observamos que se dan de manera más pronunciada en un lado de la cara que en el otro, dando como resultado una cara asimétrica. Las expresiones auténticas se manifiestan antes o durante el mensaje verbal; surgen, evolucionan y terminan con armonía, ajustándose a patrones fijos y universales, mientras que las expresiones voluntarias o falsas empiezan y acaban de manera abrupta. Otro criterio para detectar una expresión falsa es su duración. Según Paul Ekman si duran entre 5 y 10 segundos probablemente sean falsas.
Si nos fijamos en la parte inferior de la cara podemos distinguir diversos tipos de
sonrisas, unas más sinceras que otras.
• Sonrisa Duchenne: es una respuesta innata, no aprendida. Además de intervenir en ella los músculos de la boca también lo hace el músculo orbicular que da expresión a los ojos y produce las famosas patas de gallo.
• Sonrisa “profesional” o de “cortesía”: la hacemos de manera intencional, por ejemplo, cuando queremos ser amables y saludar a alguien. En ella solo intervienen los músculos de la boca.
• Sonrisa irónica: solo se tuerce el lado izquierdo de la boca. Indica duda o falta de
credibilidad hacia la otra persona mezclado con desprecio.