La importancia de la duración e intensidad de las emociones


“Las emociones, en efecto, no siguen un orden fijo. Antes bien, y al igual que las partículas del éter, prefieren revolotear con libertad y flotar eternamente trémulas y cambiantes.” Yukio Mishima


Es fundamental saber qué emoción estoy sintiendo, pero no menos importante es
prestar atención a su duración e intensidad. No será lo mismo experimentar una emoción de manera puntual o de forma permanente. Por ejemplo, como cuenta José Luis Zaccagnini en su libro “Inteligencia Emocional” (2004): no es lo mismo que mi pareja me produzca una emoción desagradable de manera puntual o que la emoción desagradable (miedo, ira, tristeza, etc.) sea la norma. Y al contrario, no me estará diciendo lo mismo una emoción agradable de carácter puntual, como por ejemplo, el alivio que siento cuando nos reconciliamos tras una discusión, que el bienestar habitual que siento en compañía de mi pareja.

grayscale photo of woman crying holding her right chest

Todos sentimos fluctuaciones en nuestro estado emocional, no es un problema que
requiera especial atención ni la ayuda de un profesional. En poco tiempo estas
perturbaciones se corrigen espontáneamente. Pero si definimos una leve tristeza, por
ejemplo, como un problema y tomamos voluntariamente determinadas medidas para
corregirla y evitar su reaparición puede que, entonces sí, estemos ante un verdadero
problema.
En cuanto al segundo parámetro, la intensidad, tendremos que estar pendientes
del grado de proporcionalidad entre el evento desencadenante y la magnitud de mi
reacción. Esta proporcionalidad es muy variable entre una persona y otra dependiendo de sus valores, creencias, vivencias, temperamento etc. Si queremos que la intensidad de la emoción nos dé la mejor información posible tendremos que conocernos bien a nosotros/as mismos/as y saber cómo solemos reaccionar ante una misma situación. Por ejemplo, si habitualmente tienes mucha paciencia pero en los últimos días te enfadas con facilidad, será conveniente que te pares y mires a tu alrededor y dentro de ti, buscando qué ha cambiado para ser capaz de gestionar la situación de la manera lo más satisfactoria posible.