Desconectando el piloto automático para identificar mis emociones

Algunos encuentran el silencio insoportable porque tienen demasiado ruido dentro de
ellos mismos”
. Robert Fripp


Realizar actividades de manera automática es necesario porque nuestra capacidad
atencional es limitada, pero es conveniente no dejarnos arrastrar y aprender a centrarnos cada cierto tiempo en el aquí y el ahora, observando con atención lo que siente nuestro cuerpo, los pensamientos que pasan como nubes por nuestra cabeza, y lo que estamos haciendo o tenemos ganas de hacer.

Nuestra cabeza da vueltas y vueltas sin que nos demos cuenta y lo hace de manera automática. Mentalmente viajamos en el espacio y en el tiempo. Puedo estar en el trabajo y pensando en qué voy a comprar cuando llegue al súper, o lamentándome por
haber contestado de manera tan inapropiada a mi madre. Saber parar y focalizar nuestra atención en el momento presente no es tarea fácil. Vivimos conectados a una especie de piloto automático frenético que nos impide prestar atención a lo que estamos sintiendo, pensando y haciendo en cada momento.

En los últimos años se han publicado numerosas investigaciones que demuestran
la utilidad del mindfullnes o atención plena en la gestión emocional. Williams, Teasdale,
Segal y Kabat-Zinn en su libro titulado “Vencer la depresión” (2010) nos cuentan cómo “La
atención plena no consiste en prestar más atención, sino prestar atención de una forma
distinta y más sabia: con toda la mente y todo el corazón, utilizando todos los recursos del
cuerpo y de sus sentidos”
.


Las emociones nos hablan a través de nuestro cuerpo, pero cuando no las escuchamos se ven obligadas a gritarnos a través de diversas somatizaciones. Los problemas psicosomáticos implican la expresión de malestar emocional a través de síntomas físicos no explicados por ninguna patología de origen físico. Determinados dolores de cabeza, cervicales, de espalda, de mandíbula, abdominal, etc.; molestias como náuseas, vómitos reflujos; o determinadas enfermedades de la piel, tienen entre sus causas un fuerte componente emocional.


“Tengo un nudo en la garganta”, “siento mariposas en el estómago”, “me cago de miedo”, “con el corazón en un puño”, “se me pone la piel de gallina”… Empleamos muchas expresiones para expresar cómo nos sentimos y casi todas hacen referencia a partes de nuestro cuerpo.

Podemos darnos cuenta de cuál es la emoción que estamos sintiendo en un determinado momento si somos capaces de prestar atención a lo que estamos sintiendo físicamente, pensando y haciendo (o con ganas de hacer).