Desde el punto de vista del bebé existen, sin ninguna duda, progenitores “difíciles”.
- Dichos progenitores pueden, quizás, incluirse en dos tipos:
- descuidados o
- intrusivos.
En el último peldaño del tipo descuidado hemos de situar las madres depresivas con su gran dificultad para responder a sus bebés; dichas madres muestran una gran apatía y retraimiento, no contactan visualmente con el bebé y tampoco lo cogen en brazos si no es para limpiarlo o darle de comer.
- La respuesta del bebé en esta situación es comunicarse también de manera depresiva en el intercambio con otras personas.
- Además, sus sentimientos son menos positivos (y el cerebro izquierdo está menos activo).
- A la edad de 1-2 años muestran más dificultades que los otros niños en la ejecución de tareas cognitivas y, también, un apego de tipo inseguro.
- Con el aumento de la edad, los problemas emocionales muestran una tendencia a persistir.
Si nos centramos en el último peldaño del tipo intrusivo, podemos situar en él a otro tipo de madre que puede ser también depresiva, aunque quizás de manera encubierta. Se trata de un tipo de madre más expresiva a la que, en cierto grado, le molestan las demandas del bebé y siente hostilidad hacia él, además, puede mostrarle dicha hostilidad cuando lo maneja de manera brusca o sin calidez. Sin embargo, lo más frecuente es que se trate de una persona muy activa y que se relaciona con el bebé de manera poco sensible, obstaculizando, a menudo, las iniciativas del bebé y sin saber captar sus mensajes. Las madres que maltratan a los bebés tienden a situarse en este último peldaño del espectro;
- Sus niños también son propensos a tener dificultades en su desarrollo, con un tipo de apego inseguro y una manera de relacionarse evitativa o desorganizada.
( Fragmento extraido de: Gerhardt, S.; (2004). El amor maternal: La influencia del afecto en el desarrollo mental y emocional del bebé. Barcelona: Editorial Albesa, S. L.)