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Cuento: “Atreverse a ser uno mismo”

Tang era un pequeño obrero en un reino del Lejano Oriente. Trabajaba el cobre y fabricaba magníficos utensilios que vendía en el mercado. Tenía una vida feliz y una alta autoestima. Tan solo le quedaba encontrar a la mujer de su vida.

Un día, un enviado del rey llegó para anunciar que Su Majestad deseaba casar a su hija con el joven de mayor autoestima del reino. En el día estipulado, Tang se dirigió al palacio y se encontró con cientos de jóvenes pretendientes.

El rey los miró a todos y le pidió a su cambelán que les diese a cada uno cinco semillas de flores. Después, les rogó que regresaran en primavera con una maceta de flores salidas de las semillas que había hecho que les dieran.

Tang plantó los granos, los cuidó con esmero, pero allí no salió nada: ni brotes, ni flores. En la fecha estipulada, Tang cogió su maceta sin flores y partió hacia el castillo. Cientos de otros pretendientes llevaban macetas con flores magníficas y se burlaban de Tang y de su maceta de tierra sin flores.

Entonces el rey pidió a cada uno de ellos que pasaran ante él para presentar sus macetas. Tang llegó, algo intimidado ante el rey: “No germinó ninguna de las semillas Majestad” dijo. El rey le respondió: “Tang, quédate junto a mí”.

Cuando todos los pretendientes hubieron desfilado, el rey los despidió a todos excepto a Tang.ramos de tulipanes

Anunció a todo el reino que Tang y su hija se casarían el verano próximo. ¡Fue una fiesta extraordinaria! Y Tang y la princesa cada vez estaban más enamorados. Vivían felices.

Un día Tang le preguntó al rey, su suegro: “Majestad, ¿cómo es que me escogisteis como yerno si mis semillas no habían florecido?” ¡Ninguna semilla podía florecer! ¡Hice que hirvieran toda la noche! y tú fuiste el único en tener bastante autoestima y consideración hacia los demás para ser honesto. ¡Era un hombre así el que yo quería como yerno!

11 pautas infalibles para fomentar la autoestima en los niños y los adolescentes

nina con confeti 11. Elogiar.

  • Los elogios deben ser concretos, sinceros y en el mismo momento en el que el niño haga algo bien.
  • Lo que importa es que los padres se concentren en las cosas positivas que hacen sus hijos, no en las cosas negativas.
  • Se debe reforzar más el esfuerzo que el resultado final.
  • Es mejor utilizar mensajes yo.
    • “Has hecho un dibujo muy bonito.”
    • “Me encanta tu dibujo.”

2. No pedir perfección.

  • Nadie es perfecto, y los padres no deberían esperar que sus hijos lo sean.
  • Los niños necesitan saber que sus padres los aceptarán tal y como son, con fallos y todo.

3.Escucharles y responderles.

4. Proporcionarles normas claras que sean estables en el tiempo y coherentes.

5. Se debe criticar la conducta, no al niño.

  • “Eres un inútil”.
  • “Esto que has hecho no está bien.”
  • Además es necesario enseñarles una manera alternativa de hacer las cosas.
    • “No empujes la comida con el dedo.”
    • “Empuja la comida con el pan.”

6. Tratar a sus hijos con respeto. Muchas veces tratamos con más respeto a las personas desconocidas que a los que tenemos más cerca, entre ellos, nuestros hijos.

7. Estimularles a que tomen decisiones por sí mismos.

8. Darles responsabilidades en función de su edad.

9. Darles la oportunidad de resolver problemas y de fracasar.

10. Fomentar sus intereses y habilidades.

11. Ser un bueno modelo en la gestión de emociones y enseñarles a gestionar las suyas. Este es un punto importante y difícil. Si eres madre/padre o profesional de la educación tal vez te interese el curso Inteligencia Emocional que imparto online. Puedes obtener información aquí:

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¿Qué NO debemos hacer si queremos fortalecer la autoestima de nuestr@s hij@s?

  • nina con serpentinaGeneralizar: siempre, nunca, todo, nada, jamás…
  • Etiquetar: “que torpe eres” “inútil” “desastre”. Actúa como una profecía autocumplida.
  • Lenguaje peyorativo: ironías, ridiculizaciones y humillaciones.
    • “Cállate, eres el último mono de esta casa.”
    • “Eres igual de cabezota que tu madre.”
  • Atención selectiva a lo negativo: fijarnos sólo en lo que ha hecho mal.
  • Amenazar: “como no recojas se lo digo a tu padre”, es diferente a las normas.
  • Chantaje emocional: “Así quieres a tu madre…con lo que yo he sacrificado por ti” Esto les hace sentir culpables. No les podemos responsabilizar de nuestras emociones.
  • Anticipaciones negativas: ir de adivinos. “Ya sabía yo que esto tenía que pasar” “Seguro que suspendes”.
  • Catastrofismo: “Algún día tenemos un disgusto” Les hace sentir que no confiamos en ellos y les transmitimos miedos e inseguridades.
  • No sobreproteger y no dejarles actuar solos. Los niños necesitan más tiempo que nosotros para hacer las cosas. Muchas veces los padres caen en el error de decirles constantemente cómo deben actuar y están pendientes para corregirles sin darles tiempo para que ellos solucionen sus tareas.
  • Compararles con sus hermanos o con otros niños. El niño pensará que le quieren más a su hermano porque es mejor. Esto aumenta los celos.
    • “Eres un patoso. ¿No puedes subir la escalera como tu hermano? ¿No ves que él no se cae?”
    • Será mejor decirle: “Ayer te agarraste a la barandilla y no tropezaste. ¿Por qué no lo haces así hoy”.
  • Indiferencia. Si se habla del niño a otras personas, conviene implicarle en la conversación para que no se sienta ignorado y sepa que su opinión sobre si mismo también interesa.
  • Exigirle demasiado para su edad. Si le exigimos más de lo que puede hacer, probablemente se desanimará.
  • No presionarles para que se muestren como no son:
    • “Cuando vayas al colegio no digas… ni hagas…”
    • “No pongas esa cara que van a pensar que eres tonto.

El halcón y la vieja

halconEra una vez una señora muy respetable acostumbrada al trato con pájaros. Sólo que los únicos pájaros que conocía eran las palomas.

Un día un halcón se  posó en su ventana. Ella lo observó y dijo: “Pero, qué pájaro desaliñado. ¡Qué desastre, es una vergüenza!…”.

Tomó al halcón por la fuerza y con sus tijeras de podar le cortó las alas, excesivamente grandes, según ella. Con una tenaza le rebanó el pico, demasiado torcido, según le habían enseñado. Y, por último, le limó las garras, amenazadoramente fuertes y pensó, comparándolas con las de los únicos pájaros que conocía.

Luego volvió a mirar al halcón mutilado y moviendo la cabeza  con una sonrisa dijo: “Ahora sí, pareces un pájaro decente”.

Madrid, J. y Henche, I. (2008): “Cuentos e historias para la educación sexual”, en Loizaga, F. (2008): Nuevas técnicas didácticas en Educación Sexual. Madrid: McGraw-Hill.

¿En qué notamos que nuestr@ hij@ tiene una baja autoestima?

  • nina blanco y negro mirando al sueloExpresan sus pensamientos de forma negativa y en términos de nunca, todo, siempre, nadie, etc.: “Nunca hago nada bien”, “siempre saco malas notas”, “nadie quiere ser mi amigo”.
  • Piensan y se dicen cosas como: “No sirvo para nada”, “soy un desastre”.
  • Se dejan influir por los demás.
  • Piensan que para que les quieran deben ser los mejores y los primeros en todo, lo que aumenta su nivel de autoexigencia.
  • Piensan que los errores son una tragedia y no se lo permiten.
  • Confían poco en sí mismos, se sienten inseguros.
  • Tienen un gran sentido del ridículo.
  • Temen estar en contacto con otros niños por lo que puedan pensar de ellos.
  • Tienen miedo a equivocarse.
  • Están tristes. No encuentran nada que les motive y se ilusionan con pocas cosas.
  • Si no consiguen ser los mejores se frustran de manera desproporcionada.
  • Por muy bien que hagan las cosas no están contentos con los resultados.
  • No valoran sus capacidades.
  • Tienen una actitud de rechazo a lo que proponen los demás.
  • Aunque pueda parecer que estos niños están muy seguros, detrás de la agresividad suele haber frustración. No saben cómo controlarse ante los ataques de ira.
  • Buscan constantemente llamar la atención para conseguir la aprobación de los demás. Interrumpen para que les presten atención.
  • Son inhibidos y poco sociables.
  • Muestran una actitud agresiva.
  • Se quejan y critican constantemente.
  • Aunque tienen capacidades suficientes no arriesgan, no hacen nada nuevo por si les sale mal.
  • Les cuesta solucionar los diferentes problemas con los que se encuentran, ya que son desafíos nuevos y se bloquean ante ellos.

¿Qué nos indica que nuestr@ hij@ tiene una alta autoestima?

  • ninos y adolescentes patinando en la playaTiene pensamientos positivos y optimistas: “He sido capaz”, “Se que puedo hacerlo”.
  • Para él, el éxito es el resultado de sus habilidades y su esfuerzo. No debido al azar o a otros factores externos.
  • Busca soluciones activas a los problemas, no se queda parado ante ellos sin saber qué hacer.
  • Interpreta los errores como una oportunidad para aprender.
  • Sabe tomar decisiones y se hace responsable de sus actos.
  • Tiene un alto nivel de autocontrol; es decir, es capaz de controlarse ante diferentes impulsos, como la agresividad y la ira.
  • Se siente orgulloso de sus éxitos.
  • Se entusiasma con las actividades nuevas.
  • Está contento, lleno de energía.
  • Cuando se equivoca, es capaz de asumir sus errores, reconocerlos y solucionarlos sin caer en el sentimiento de culpa.
  • Muestra una actitud de confianza hacia sí mismo.
  • Actúa de forma independiente y autónoma y realiza actividades por iniciativa propia.
  • Acepta a los demás tal como son y hace amigos fácilmente.
  • Es capaz de saber cuáles son las necesidades de otros niños y de ayudarles.
  • Es capaz de tomar decisiones por sí mismo; puede no estar de acuerdo con las que tomen los otros pero no utiliza la agresividad.
  • Es cooperativo y se adapta a las reglas del juego, siempre que sean justas.
  • Es creativo y le gusta enfrentarse a nuevas tareas, aunque para ello tenga que asumir riesgos.
  • Es capaz de conseguir las metas que se propone.

La importancia del grupo de amig@s para los adolescentes

grupo de amigos al atardecerLa función del grupo de amigos es ayudar al adolescente a transformar su estructura emocional, proporcionándole libertad y favoreciendo su autonomía. El adolescente se adapta a las reglas del grupo haciéndolas suyas y convirtiéndolas en propias, proceso que le puede suponer tanto la aprobación como el rechazo del grupo, y que va a influir mucho en su autoestima.

La importancia de los amigos para el adolescente responde a su incesante búsqueda de identidad, justo en un momento en el que empieza a diferenciarse de su familia de origen. El vínculo con el grupo le proporcionará seguridad y reconocimiento social, es a la vez un marco afectivo y un medio de acción. De ahí que le sirva para adquirir confianza en sí mismo, ya que le permite encontrar su propia imagen, reconocerse y valorarse, sobre todo al experimentar que sus amigos piensan y sienten como él. Por otra parte, en el grupo puede probar conductas diferentes a las que tiene en la familia, a la vez que empieza a independizarse de sus padres y experimenta una autonomía.

En efecto, el adolescente necesita un espacio fuera del entorno familiar donde resolver sus propios conflictos y consolidar su identidad. A partir de ahora, los amigos serán su “otra familia”, en la que va a desarrollar una nueva identidad sexual, psicológica y social. Recordemos que la cultura adolescente es y funciona como un sistema de valores y creencias cuya forma de expresión y máximo exponente son las tribus urbanas; el adolescente tiende a agruparse con otros que experimentan las mismas necesidades, dudas y frustraciones. El grupo impone a sus miembros valores, héroes, música y vestimentas, e incluso marcas corporales como tatuajes o “piercings” que, en definitiva, significan pertenecer a un determinado grupo, con unas señas de identidad común y propia. En algunas ocasiones, la plena integración pasa por experiencias en cierto modo peligrosas, de manera que el joven, por ejemplo, puede sentirse presionado por los amigos a iniciarse en el consumo de drogas.

Un chico, sin red social, no es nada. Mejor ampliar red social que recortársela. Es mejor integrarle en otras actividades para que amplíe su red social y conozca a gente nueva, que recortársela.

(Texto cedido por el IMFEF)

¿Cómo ayudarles a manejar situaciones estresantes?

El estrés es una respuesta del organismo ante una situación que es vivida como peligrosa (conflicto, examen, exposición en clase…). Por lo general, actúa de una forma adaptativa, ya que gracias al estrés la persona se activa y su organismo es capaz de responder de una forma más rápida y eficaz. Por ejemplo: Al ver que la sartén prende fuego, se nos acelera el ritmo cardíaco, se incrementa la adrenalina en nuestra sangre, y rápidamente cogemos la tapa de una olla y cubrimos el fuego.

Sin embargo, el estrés actúa en algunas ocasiones de una forma desadaptativa. Cuando estas medidas se mantienen elevadas por tiempos muy prolongados, o cuando estos incrementos se dan con una cierta frecuencia, entonces es cuando puede aparecer el riesgo de quedarnos bloqueados, sufrir enfermedades ojo de nino pensativopsicosomáticas o reaccionar de forma no adecuada o desmedida.

Los estresores ante los que desarrollamos respuestas de estrés pueden ser:

  • Personas (amigo de mi hijo).
  • Lugares (clínica dental).
  • Situaciones (examen, suspensos, atraco, coche a punto de atropellarnos).

Y los efectos que produce pueden ser los siguientes:

  • Fisiológico: Dolor de cabeza, aumento del ritmo cardiaco, molestias gástricas.
  • Psicológico: Pérdida de memoria, depresión, preocupación excesiva, irritabilidad.
  • Conductual: Evitación, arrebatos, discusión.

Algunas estrategias con las que podemos ayudar a nuestros hijos a afrontar las situaciones estresantes son:

  • Buscar válvulas de escape: gimnasio, relajación, pasear, baño de agua caliente, quedar con un amigo y desahogarse o desconectar con él.
  • Preguntarle: ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Y lo mejor?
  • Concentrarse en “estresarse”. Ya que el estrés es una respuesta que vivimos como incontrolable, una manera de controlarlo es concentrarnos en estresarnos lo máximo posible, lo que genera la respuesta contraria, la inhibición del estrés. Por ejemplo: “Concéntrate en tu taquicardia, intenta acelerar el ritmo cardiaco, más, más”.
  • Realizar aproximaciones sucesivas a la situación temida. Por ejemplo: Hacer simulacros de exámenes en casa o ensayos de la exposición oral.
  • Darle mensajes de confianza: “Tú puedes hacerlo”, “Has estudiado mucho; puedes demostrarle al profesor lo que sabes”, “Otras veces te ha salido bien”.
  • Premiarle tras el afrontamiento.

(Texto cedido por el IMFEF)

Cuento del discípulo y el maestro

budas“Se arrodilló el discípulo para ser iniciado en el camino del conocimiento. Se acercó el maestro y le susurró al oído un mantra sagrado con la advertencia de que no se lo revelaría a nadie. –Y qué ocurriría si lo hago-, preguntó el discípulo. –Aquel a quien lo reveles quedará libre de ignorancia- contestó el maestro-, en cambio tú quedarás excluido de este seminario-.

Apenas escuchó estas palabras, el discípulo salió corriendo a la plaza del mercado y congregando a una multitud en torno a él, repitió a viva voz el mantra sagrado para que lo escucharan todos.

Habiéndolo visto, sus compañeros discípulos regresaron rápidamente ante el maestro a quién contaron lo sucedido, pidiendo además que fuese expulsado del monasterio por desobediente.

El maestro sonrió compasivamente y dijo: -el muchacho no necesita nada de cuanto yo pueda enseñarle. Con su acción ha  demostrado ser ya un maestro con todas las de la ley-.”

(Desconozco el nombre del autor)

Aprender a hacer reconocimientos

ramoEs importante saber hacer críticas, pero no sólo debemos fijarnos en lo que de los demás nos disgusta. A todos nos gusta que nos resalten nuestras cualidades positivas, por pequeñas que éstas sean, y aunque hacemos muchas cosas bien, no siempre dedicamos a los puntos fuertes toda la atención que merecen.

Nuestros hijos también necesitan saber lo que de ellos nos agrada. Por este motivo, también debemos prestar atención a las muchas cosas que nos parecen agradables y “correctas” de ellos, incluso a las excepciones (por ejemplo, nuestro hijo nunca recoge la mesa, pero hoy lo hizo). Nuestros hijos aprenderán mucho más rápido si resaltamos sus aciertos y valoramos sus logros, por sencillos que éstos sean, porque les motivamos y estimulamos para seguir mejorando. Por eso, debemos dedicar tiempo para conocer sus aspectos positivos y expresárselo en forma de reconocimientos.

Un reconocimiento es un comentario positivo que hacemos a la otra persona, con amabilidad y sinceridad. Con ello, le ponemos de manifiesto con nuestras palabras algunas de sus cualidades más positivas.

Los reconocimientos positivos pueden señalar características naturales (“¡Qué guapa eres!”), sus acciones (“Has estudiado muchísimo!,¡menudas notas me traes!¡” o “gracias por echar una mano recogiendo la mesa”) y sus actitudes (“eres muy cariñoso”). Como vemos, existen muchas posibilidades de expresar comentarios positivos a una persona.

(Texto cedido por el IMFEF)