Archivo de la categoría: Asertividad

Cómo elogiar / reforzar correctamente y para qué nos sirve

Tenemos la tendencia a buscar fallo, en lugar de los puntos fuertes. Esto nos pasa sobre todo con nuestros hijos,  pero también con la pareja y en el trabajo.

Frecuentemente, nos olvidamos de halagar y elogiar a las demás personas. Damos por hecho que lo positivo es lo normal, o que es su deber hacer las cosas bien. Incluso parece que nos da cierto pudor resaltar lo positivo de los demás y que puedan pensar que queremos adularles.

¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de elogiar correctamente?ramo de margaritas

  • Lo más importante a la hora de elogiar es ser sincero, si no, la comunicación no verbal nos delatará y no conseguiremos el efecto deseado.
  • Ten una actitud de búsqueda de lo positivo. Y evita asociarlo a una crítica.
  • Siempre es mejor elogiar la conducta que a la persona, sobre todo, cuando estamos educando a un niño. Le debe quedar claro cuál es la conducta que nos agrada, para que vuelva a repetirla.
  • Tendremos que ser lo más concretos posible.
    • Es mejor decir: “Me gusta cómo has colocado la colcha y lo bien que has estirado las sábanas.”
    • Que decir de manera más genérica: “Has hecho muy bien la cama.”
  • También es conveniente usar mensajes yo, en primera persona, y utilizar un lenguaje emocional.
    • Será más eficaz decirle a nuestro hijo: “Me encanta tu dibujo.”
    • Que decirle: “Has hecho un dibujo muy bonito.”.
  • También es importante que el elogio o refuerzo se exprese en un tiempo próximo a la conducta que nos agrada.

Hasta aquí hemos visto qué nos frena a la hora de elogiar y cuál es la manera más adecuada de hacerlo, pero,  ¿para qué nos sirve elogiar?

  • En primer lugar favorece que caigamos bien y nos convirtamos en personas significativas y de confianza.
  • También, hace consciente al otro, de aquello que nos agrada de él. Es un gran incentivo, más potente que el castigo o la crítica. Aumentando la probabilidad de que se repitan determinadas conductas.
  • El elogio es muy útil si queremos ayudar a potenciar la autoestima positiva y la motivación en el otro.
  • Y, en general, podemos decir, que mejora la calidad y calidez de las relaciones.

 

 

Empatía: qué es, cómo utilizarla y para qué nos sirve

  • Empatizar es ponerse en el lugar del otro, entender y comprender su postura, circunstancias y sentimientos sin tener que identificarnos cChicas de la mano en espejoon él.
  • Pero no es suficiente con entender y comprender, es muy importante que el otro  se sienta comprendido, para lo que utilizamos frases como:
    • “Puedo imaginar cómo te sientes”, “Te entiendo”…
  • Ser empáticos no quiere decir que estemos de acuerdo con la otra persona, no es sinónimo de aceptación, y no tiene nada que ver con la simpatía. Puedo utilizar la empatía, como herramienta de comunicación, con una persona con la que no esté de acuerdo o que incluso me caiga mal.
  • También se suele confundir la empatía con la sobreempatía. Empatizar consiste en comprender al otro, no en sentir lo que él siente y sufrir con él. Actuando así, solo conseguiremos hacernos daño, y perder la oportunidad de ayudar al otro.

Para empatizar tendremos que seguir tres pasos:

  • El primer paso será observar la conducta no verbal:
  • Analizaremos lo que nuestro interlocutor, consciente o inconscientemente, nos transmite a través de sus gestos y movimientos.
  • Recordemos que el “lenguaje no verbal” es el que refleja los sentimientos y las emociones de las personas, y que cuando haya incongruencia entre lo verbal y lo no verbal nos tendremos que quedar con lo no verbal.
  • El segundo paso es llevar a cabo una buena escucha:
  • Mostraremos una actitud cercana mirando a los ojos a nuestro interlocutor, inclinándonos ligeramente hacia él y sintonizando el gesto de nuestro rostro con su emoción.
  • También podemos hacerle preguntas aclaratorias, enfatizar determinados contenidos, resumir los puntos más importantes y todo lo que consideremos necesario para que se sienta escuchado.
  • El tercer, y último, paso a la hora de empatizar, consiste en comprender y demostrar que hemos comprendemos:
  • Para conseguir este objetivo debemos transmitir al otro nuestra comprensión sin ambigüedad. Por ejemplo podremos decirle: “Entiendo perfectamente tu malestar.” Sintonizando siempre con su emoción.

Hasta aquí, hemos visto qué es y qué no es empatizar, y qué pasos debemos seguir para ponernos en el lugar del otro. Pero, ¿para qué nos sirve empatizar?

La empatía, es un recurso fundamental para la resolución de conflictos. Nos ayuda a recoger más y mejor información, a identificar las emociones del otro y a comprender puntos de vista diferentes al nuestro.

Por un lado, ayuda a disminuir los estados emocionales desagradables, como el enfado y la tristeza. Y por otro, nos ayuda a reforzar los estados emocionales agradables, como la alegría.

La empatía también nos sirve para generar vínculos más sólidos con los demás y para mantener relaciones más profundas y duraderas.

Los secretos de una buena escucha

ciervo escuchandoEscuchamos de forma activa cuando estamos atentos a todo el proceso de comunicación; es decir, además de escuchar el mensaje verbal, observaremos y analizaremos con detenimiento toda la comunicación no verbal. Pero muchas veces, no será suficiente con entender lo que nos dicen, y tendremos que dar señales inequívocas de que estamos escuchando.

Y, ¿cómo transmitimos a nivel no verbal que estamos escuchando?

  • Es fundamental mirar directamente a los ojos, pero sin intimidar.
  • Podemos acercarnos físicamente, con la postura un poco inclinada hacia nuestro interlocutor y asentir con la cabeza.
  • Nuestra expresión facial será de atención y sintonizaremos con la emoción que está sintiendo la otra persona.
  • Es muy importante sonreír, siempre que sea oportuno, ya que la sonrisa es muy útil para eliminar barreras y hacer que la otra persona se sienta bien.

También podemos transmitir que estamos escuchando utilizando la comunicación verbal. Para ello:

  • Emitiremos  palabras o murmullos que demuestren nuestra atención, como por ejemplo: “si”, “claro”, “lógico”, “desde luego”.
  • Conviene, también, hacer preguntas aclaratorias para recabar más información y demostrar nuestro interés. Podremos preguntar: ¿tú crees?, ¿cómo fue exactamente?, ¿qué pasó?
  • Finalmente podremos resumir o parafrasear lo que el otro ha dicho para comprobar que le hemos entendido correctamente.

Hacer una buena escucha, aunque a simple vista pueda parecer sencillo, entraña cierta dificultad y necesita mucha práctica.

  • Debemos tener especial cuidado de no interrumpir, hablar de uno mismo o cambiar de tema mientras escuchamos. Muchas veces, en lugar de escuchar, lo que hacemos es pensar en qué vamos a decir a continuación.
  • Evita, también, dar un consejo antes de tiempo, tranquilizar al otro o quietarle importancia a lo que nos está contando. Esto lo solemos hacer con la mejor intención y pensamos que estamos ayudando a nuestro interlocutor, pero no es así. Lo que conseguimos es que la otra persona se sienta incomprendida.
  • Otro error muy común a la hora de escuchar es fingir que hemos comprendido cuando no es así y esto solo entorpece la comunicación.

No debemos olvidar que la escucha es una herramienta fundamental para la resolución de conflictos.

Cuento: “Atreverse a ser uno mismo”

Tang era un pequeño obrero en un reino del Lejano Oriente. Trabajaba el cobre y fabricaba magníficos utensilios que vendía en el mercado. Tenía una vida feliz y una alta autoestima. Tan solo le quedaba encontrar a la mujer de su vida.

Un día, un enviado del rey llegó para anunciar que Su Majestad deseaba casar a su hija con el joven de mayor autoestima del reino. En el día estipulado, Tang se dirigió al palacio y se encontró con cientos de jóvenes pretendientes.

El rey los miró a todos y le pidió a su cambelán que les diese a cada uno cinco semillas de flores. Después, les rogó que regresaran en primavera con una maceta de flores salidas de las semillas que había hecho que les dieran.

Tang plantó los granos, los cuidó con esmero, pero allí no salió nada: ni brotes, ni flores. En la fecha estipulada, Tang cogió su maceta sin flores y partió hacia el castillo. Cientos de otros pretendientes llevaban macetas con flores magníficas y se burlaban de Tang y de su maceta de tierra sin flores.

Entonces el rey pidió a cada uno de ellos que pasaran ante él para presentar sus macetas. Tang llegó, algo intimidado ante el rey: “No germinó ninguna de las semillas Majestad” dijo. El rey le respondió: “Tang, quédate junto a mí”.

Cuando todos los pretendientes hubieron desfilado, el rey los despidió a todos excepto a Tang.ramos de tulipanes

Anunció a todo el reino que Tang y su hija se casarían el verano próximo. ¡Fue una fiesta extraordinaria! Y Tang y la princesa cada vez estaban más enamorados. Vivían felices.

Un día Tang le preguntó al rey, su suegro: “Majestad, ¿cómo es que me escogisteis como yerno si mis semillas no habían florecido?” ¡Ninguna semilla podía florecer! ¡Hice que hirvieran toda la noche! y tú fuiste el único en tener bastante autoestima y consideración hacia los demás para ser honesto. ¡Era un hombre así el que yo quería como yerno!

¿Cómo reconocer una conducta asertiva?

Todos tenemos conductas que pueden ser clasificadas como asertivas, agresivas o sumisas.

Dependiendo de cuál de las tres sea la más habitual en nosotros, podremos decir que tenemos un estilo: asertivo, agresivo o sumiso.

No debemos olvidar, que nuestra manera de actuar está muy influenciada por el contexto y por las personas con las que interactuamos.

Por un lado, una persona con un estilo inhibido o sumiso:

Por miedo a ofender, enfadar, molestar, hacer el ridículo o generar conflictos:

  • No se atreve a defender sus objetivos y necesidades.
  • No da su opinión, ni expresa sus emociones.
  • Y no es capaz de pedir ayuda.

Podríamos decir que respeta a los demás pero no se respeta a sí mismo.

A corto plazo consigue no generar conflictos. Pero a largo plazo:

o   Su autoestima se ve dañada y resultan poco atractivos a los demás. Hacen sentir a los otros culpables o superiores.

o   Además pueden sufrir ansiedad y problemas somáticos.

o   Es muy común alternar este estilo con explosiones de ira descontrolada.

En el otro extremo tendríamos el estilo agresivo:

  • Son personas que defienden en exceso sus derechos e intereses, sin tener en cuenta los de los demás.
  • Piensan que si no se comportan de manera agresiva serán excesivamente vulnerables.
  • Lo sitúan todo en términos de ganar-perder y se rigen por la ley de dominio-sumisión. O piso o me pisan.

Es verdad, que a corto plazo, consiguen lo que quieren de los demás y se sienten poderos y fuertes. Nadie se atreve a criticarles de forma directa por miedo.

Pero las consecuencias a largo plazo son nefastas:

o   Los demás se alejan o siguen a su lado sólo por miedo.

o   Su autoestima baja todavía más y sienten ansiedad y culpabilidad.

Por último, el estilo asertivo se caracteriza por:

  • Buscar la forma de conseguir sus objetivos sin dejarse llevar por las emociones del momento.
  • Expresa de forma clara y concreta sus deseos o necesidades siendo siempre respetuoso con los demás.
  • Sabe:

o   Hacer críticas sin ofender y también recibirlas.

o   Decir no.

o   Afrontar la hostilidad del otro sin “entrar al trapo”.

o   También es capaz de identificar sus emociones y expresarlas.

¿Y qué consecuencias tiene el comportamiento asertivo?

o   Suelen conseguir sus objetivos y resuelven conflictos de forma adecuada.

o   Su autoestima se ve fortalecida.

o   Resultan atractivos a los demás y consiguen tener y mantener relaciones profundas y duraderas.

Lo bueno de la conducta asertiva es que se puede aprender y entrenar.

La importancia del grupo de amig@s para los adolescentes

grupo de amigos al atardecerLa función del grupo de amigos es ayudar al adolescente a transformar su estructura emocional, proporcionándole libertad y favoreciendo su autonomía. El adolescente se adapta a las reglas del grupo haciéndolas suyas y convirtiéndolas en propias, proceso que le puede suponer tanto la aprobación como el rechazo del grupo, y que va a influir mucho en su autoestima.

La importancia de los amigos para el adolescente responde a su incesante búsqueda de identidad, justo en un momento en el que empieza a diferenciarse de su familia de origen. El vínculo con el grupo le proporcionará seguridad y reconocimiento social, es a la vez un marco afectivo y un medio de acción. De ahí que le sirva para adquirir confianza en sí mismo, ya que le permite encontrar su propia imagen, reconocerse y valorarse, sobre todo al experimentar que sus amigos piensan y sienten como él. Por otra parte, en el grupo puede probar conductas diferentes a las que tiene en la familia, a la vez que empieza a independizarse de sus padres y experimenta una autonomía.

En efecto, el adolescente necesita un espacio fuera del entorno familiar donde resolver sus propios conflictos y consolidar su identidad. A partir de ahora, los amigos serán su “otra familia”, en la que va a desarrollar una nueva identidad sexual, psicológica y social. Recordemos que la cultura adolescente es y funciona como un sistema de valores y creencias cuya forma de expresión y máximo exponente son las tribus urbanas; el adolescente tiende a agruparse con otros que experimentan las mismas necesidades, dudas y frustraciones. El grupo impone a sus miembros valores, héroes, música y vestimentas, e incluso marcas corporales como tatuajes o “piercings” que, en definitiva, significan pertenecer a un determinado grupo, con unas señas de identidad común y propia. En algunas ocasiones, la plena integración pasa por experiencias en cierto modo peligrosas, de manera que el joven, por ejemplo, puede sentirse presionado por los amigos a iniciarse en el consumo de drogas.

Un chico, sin red social, no es nada. Mejor ampliar red social que recortársela. Es mejor integrarle en otras actividades para que amplíe su red social y conozca a gente nueva, que recortársela.

(Texto cedido por el IMFEF)

Cuento del discípulo y el maestro

budas“Se arrodilló el discípulo para ser iniciado en el camino del conocimiento. Se acercó el maestro y le susurró al oído un mantra sagrado con la advertencia de que no se lo revelaría a nadie. –Y qué ocurriría si lo hago-, preguntó el discípulo. –Aquel a quien lo reveles quedará libre de ignorancia- contestó el maestro-, en cambio tú quedarás excluido de este seminario-.

Apenas escuchó estas palabras, el discípulo salió corriendo a la plaza del mercado y congregando a una multitud en torno a él, repitió a viva voz el mantra sagrado para que lo escucharan todos.

Habiéndolo visto, sus compañeros discípulos regresaron rápidamente ante el maestro a quién contaron lo sucedido, pidiendo además que fuese expulsado del monasterio por desobediente.

El maestro sonrió compasivamente y dijo: -el muchacho no necesita nada de cuanto yo pueda enseñarle. Con su acción ha  demostrado ser ya un maestro con todas las de la ley-.”

(Desconozco el nombre del autor)

Aprender a hacer reconocimientos

ramoEs importante saber hacer críticas, pero no sólo debemos fijarnos en lo que de los demás nos disgusta. A todos nos gusta que nos resalten nuestras cualidades positivas, por pequeñas que éstas sean, y aunque hacemos muchas cosas bien, no siempre dedicamos a los puntos fuertes toda la atención que merecen.

Nuestros hijos también necesitan saber lo que de ellos nos agrada. Por este motivo, también debemos prestar atención a las muchas cosas que nos parecen agradables y “correctas” de ellos, incluso a las excepciones (por ejemplo, nuestro hijo nunca recoge la mesa, pero hoy lo hizo). Nuestros hijos aprenderán mucho más rápido si resaltamos sus aciertos y valoramos sus logros, por sencillos que éstos sean, porque les motivamos y estimulamos para seguir mejorando. Por eso, debemos dedicar tiempo para conocer sus aspectos positivos y expresárselo en forma de reconocimientos.

Un reconocimiento es un comentario positivo que hacemos a la otra persona, con amabilidad y sinceridad. Con ello, le ponemos de manifiesto con nuestras palabras algunas de sus cualidades más positivas.

Los reconocimientos positivos pueden señalar características naturales (“¡Qué guapa eres!”), sus acciones (“Has estudiado muchísimo!,¡menudas notas me traes!¡” o “gracias por echar una mano recogiendo la mesa”) y sus actitudes (“eres muy cariñoso”). Como vemos, existen muchas posibilidades de expresar comentarios positivos a una persona.

(Texto cedido por el IMFEF)

Cómo pedir disculpas

Quizá le hayamos tratado con poco respeto, puede que hayamos desconfiado de él sin motivo, es posible que no hayamos sido justos con él o puede que no hayamos sido capaces de ver sus esfuerzos por hacer algo. Cuando nuestro hijo nos critique por ello, quizá nos sintamos mal y tengamos la necesidad de disculparnos. No temamos en hacerlo. Ello no implica mostrarnos débiles o perder la autoridad. Con la disculpa, nuestros hijos sabrán que sus opiniones y sus sentimientos son respetados y valorados. Para ello debemos:

  • Buscar el momento adecuado. Sin esperar demasiado, pero dando un tiempo para que se enfríen los ánimos.ramos de tulipanes
  • Expresar cómo nos sentimos en primera persona (“oye, siento mucho…”, “estoy disgustada por lo que ha pasado…”, “te quería pedir disculpas por lo que te dije antes”).
  • No exagerar ni darle más importancia de la que tiene
  • Explicar nuestro error con claridad y brevedad. No hay que hacer de ello una nueva discusión.
  • Escuchar al otro.

(Texo cedido por IMFEF)

Aprender a recibir críticas

limonesCuando practicamos un estilo constructivo o positivo en la familia, no debería extrañarnos a los padres que los hijos utilicen las críticas constructivas con nosotros. Lejos de parecernos molesto, debemos considerarlo como un progreso en el aprendizaje de la comunicación eficaz, sobre todo cuando lo realizan adecuadamente.

Cuando recibimos una crítica constructiva –por ejemplo, mi hijo critica el tono en el que le hablé- conviene recordar que eso puede ayudarnos a mejorar nuestra conducta en el futuro. Por eso, cuando se recibe una crítica constructiva es preciso:

1.      Escuchar de forma no reactiva. Una crítica es una oportunidad de aprendizaje para el futuro. Por lo tanto, conviene escucharla con atención y evaluarla, evitando adoptar actitudes defensivas, como por ejemplo, dar una respuesta inmediata (asentir antes de disentir).

2.      Comprobar si hemos entendido bien el mensaje antes de responder. Repetir con nuestras palabras lo que nos han dicho, pidiendo que la otra persona nos confirme si es eso lo que quería decir. Pedir concreción sobre lo que le molesta.

3.      Decidir qué haremos:

  • Si encontramos que estamos de acuerdo con la crítica constructiva, hay que reconocer aquello que pudimos hacer de otra manera, pedir disculpas si es pertinente y valorar con la otra persona alternativas al comportamiento criticado. Por ejemplo: “¿Cómo te hubiera gustado que lo hiciera?”, “Bien, pero ¿qué quieres que haga exactamente?”.
  • En el caso de que la crítica sea constructiva, pero no estemos de acuerdo con ella, podemos reconocerle al otro el hecho de haber hablado del problema y mostrar asertivamente nuestras discrepancias. Por ejemplo: “Te agradezco que me lo digas, pero que no lo haya hecho todavía no significa que se me haya olvidado”.

Si la crítica está siendo emitida con una actitud destructiva, tendremos que defendernos asertivamente, hablando sobre la manera en la que se nos está haciendo la crítica. Por ejemplo: “Sí, debería haber hecho… pero eso no significa que sea un…”. Si nuestro hijo o pareja se muestran crispados o muy nerviosos haciéndonos la crítica, es mejor aplazar la discusión; es importante posponerla sin perder la calma ni levantar la voz. Por ejemplo: “¿Te parece que lo hablemos en un momento en el que estemos los dos más tranquilos?”